En la isla de Sentinel del Norte, en el golfo de Bengala, existe una tribu que vivió apartada del resto del mundo durante 60.000 años. Y todavía continúa en ese estado. Son los sentineleses, un grupo humano que es posiblemente uno de los más primitivos del planeta y que defiende su aislamiento con actitudes absolutamente hostiles, disparando sus flechas hacia cualquier posible visitante de la isla.
Se estima que en la isla podrían vivir entre 80 y 150 personas, a quienes se considera una comunidad de origen asiático, pese a que sus rasgos y características físicas y genéticas son muy similares a las de los pueblos africanos de hace 60.000 años.
El aislamiento de esta tribu tiene que ver, además de con su hostilidad, por el lugar en donde se encuentra la isla. Sentinel del Norte, una pequeña isla de menos de 60 kilómetros cuadrados, está fuera de las principales rutas marítimas de la Bahía de Bengala, y no tiene puertos naturales.
Es por ello que desde hace algunos años se encuentran bajo protección de la legislación de la India -país que tiene potestad sobre la isla-, que prohíbe acercarse a menos de cinco kilómetros de Sentinel del Norte, así como tampoco es posible fotografiar o filmar a esa comunidad.
Además, los isleños cuentan también, a causa de su milenario aislamiento, con su propio idioma, que incluso otros grupos de islas cercanas como las de los archipiélagos de Andaman y Nicobar no pueden entender.
La paradisíaca isla Sentinel del Norte, sobre el Océano Indico, tiene menos de 60 kilómetros cuadrados de superficie
Los intentos fallidos de visitar la isla
El 4 de enero 1991, el director del Estudio Antropológico de la India, Trilokinath Pandit y otros colegas visitaron la isla. El arribo de los antropólogos quedó registrado en una grabación en la que se ve a los expedicionarios acercándose a la isla en un bote, mientras que los integrantes de la tribu se aproximan a la playa para ver a sus visitantes.
Pandit y su grupo había intentado acercarse muchas veces en otras expediciones anteriores a los sentineleses, pero esa fue la primera vez que no fueron rechazados hostilmente. Fueron recibidos, e incluso intercambiaron cocos y gestos. Pero al día siguiente, los habitantes de la isla volvieron a mostrarse agresivos y los visitantes tuvieron que irse. En 1997, cesaron todo tipo de visita a la isla.
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