Por Gonzalo Aguirregomezcorta
LOS ÁNGELES – Sus compañeros estaban de camino al aeropuerto para partir a Utah de cara al encuentro que Los Angeles Lakers jugarían frente al Jazz el viernes. De nuevo, Kobe Bryant no viajaría junto al resto del equipo como ya sucediera en otras ocasiones. Limitar sus participaciones esta convirtiéndose en una constante, en la normalidad de los últimos latidos de una carrera que poco a poco llega a su final.
Sin la prisa que marcaba el itinerario de los suyos, Kobe compareció en rueda de prensa. Allí nos confesó en español sobre qué habló con LeBron James durante el encuentro ante Cleveland Cavaliers, donde el lagunero alcanzó un récord de 17 asistencias.
«Estamos viejos», confesó. «Los dos estamos viejos. Yo soy más viejo que él. Hablamos de cómo están nuestras rodillas y cosas así». Kobe estaba relajado y nos contestó con el entusiasmo que está mostrando últimamente cuando se le aborda en español. Se le ve confortable.
En cambio, Bill Plaschke, periodista del LA Times, lució incómodo. Probablemente estaba demasiado concentrado en cómo hacer para preguntarle, a solas, a la Mamba Negra sobre si se había planteado la retirada, tanto que no permitió que Kobe contestara con la placidez necesaria a una de nuestras cuestiones. El reportero acompañó al jugador hasta su auto a través del túnel del Staples Center, entonces saltó la bomba.
«Estaría mintiendo si dijera que no se me ha pasado por la cabeza», le contestó el escolta de los Lakers. «Ahora mismo lo dudo, pero todo es posible. Mi cuerpo me duele demasiado y si no quiero hacer esto más, no lo haré», afirmó.
Poco antes, Byron Scott había vuelto a limitar sus minutos de juego. Kobe no participará más de 32 por partido y se perderá los segundos juegos en noches consecutivas. A veces no viajará, otras se perderá prórrogas y tampoco podrá estar en momentos cruciales de los partidos. Salvaguardar su físico es la prioridad y alargar su carrera lo máximo posible es la meta.
Está costando admitir esta nueva realidad. Primero a Kobe, cuya competitividad está prisionera en un cuerpo que ha dejado la juventud atrás. Luego a Scott, que le echa de menos en demasiados momentos y se vio obligado a rectificar la carga de minutos y partidos que puso sobre sus piernas en el primer tramo de la temporada, donde la Mamba llegó a jugar un partido cada dos días durante casi dos meses. Y después al público, que en la cita estelar del momento ante los Cavaliers de James y compañía pidieron la presencia de Kobe en demasiados lances del encuentro.
«Yo también quiero a Kobe», reflexionó Scott tras la derrota de su equipo, «pero no puedo sacarle a la duela».
Mientras tanto, su jugador estelar, esperaba su último momento del partido en el cuarto periodo con las rodillas cubiertas por bolsas de calor.
El hecho de que Kobe se haya planteado la retirada es algo que entra dentro de la lógica. 19 años jugando al máximo nivel y 36 años de edad dan para pensar en demasiadas cosas. Sin embargo, se trata de un planteamiento débil, demasiado poco sólido como para que lo lleve a cabo a corto plazo. Por ahora si los astros están de su lado, veremos a un Kobe capacitado para terminar esta temporada y jugar la que viene, momento en que finaliza su contrato.
Hay varias preguntas en el aire. Qué pasaría si los Lakers quedaran eliminados matemáticamente de los playoffs a finales de febrero o comienzos de marzo. Seguiría jugando Kobe, o se le dosificaría de una manera más intensa de cara al año que viene.
«Yo quiero jugar. Quiero jugar», insistió. «Al mismo entiendo que haya que gestionar mis minutos. Es muy difícil. Quiero guardarme para tener otro año».
Kobe se ha planteado la retirada como una posibilidad remota que no sucederá a corto plazo. Sigue queriendo agradar, pretende permanecer en lo más alto y saborear cada partido, cada semana, cada mes consciente de que el final está cerca. Por eso disfrutó con la presencia de LeBron de una manera en la que nunca antes lo había hecho. Por eso disfrutará de lo que le vaya viniendo con la sabiduría del veterano.
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