El jefe de Hezbollah, Naim Qassem, declaró ayer en su primer mensaje tras el acuerdo en el Líbano que la milicia armada chiita logró “una gran victoria” contra Israel y una muestra de que las autoridades israelíes tuvieron que aceptar el pacto para “salvar” a sus tropas desplegadas en el sur libanés.
“Ganamos porque impedimos que el enemigo destruyera a Hezbollah y que aniquilara o debilitara la resistencia”, dijo Qassem, que aseguró que “nuestro apoyo a Palestina no se detendrá y continuará por diversos medios”.
“Una de las imágenes de la derrota del enemigo es la imagen de nuestro pueblo regresando y los colonos del otro lado no regresando. Obtuvimos la victoria porque impedimos que el enemigo destruyera a Hezbollah y le impedimos poner fin a la resistencia. Vencimos porque el enemigo se ha visto obligado a justificar el acuerdo”, añadió.
Beirut con banderas de Hezbollah”, mientras que los israelíes sacaban “banderas blancas” en Tel Aviv y resaltó que la “legendaria resistencia” ha impresionado al mundo y ha infundido miedo y “desesperación” en la población y clase política israelí. “No queremos la guerra, pero pudimos detenerla con nuestra fuerza y nuestro fuego”, subrayó.
Qassem destacó que “los planes” puestos en marcha por el difunto líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, para hacer frente a Israel demostraron ser “eficaces y tenían en cuenta la evolución de las circunstancias” y recordó más de 70 mil personas del norte de Israel han tenido que abandonar sus hogares, mientras que el ejército israelí sufrió “muchas pérdidas” humanas y materiales.
Según el Ministerio de Salud del Líbano, desde octubre de 2023 murieron en los ataques israelíes al menos 3.961 personas, entre ellos prácticamente toda la conducción de Hezbollah, incluyendo al propio Nasrallah, víctima de un bombardeo del Estado judío sobre el cuartel general de la milicia, en la periferia sur de Beirut. Otras 16.520 personas resultaron heridas.
Del lado israelí, las hostilidades con Hezbollah causaron la muerte de al menos 82 soldados y 47 civiles, según las autoridades.
Sobre el acuerdo de alto el fuego, Qassem ha expuesto como una victoria que se trate de cumplir lo dispuesto en la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y se brinde al Ejército regular libanés las competencias de “extenderse” por el sur del país. “El acuerdo se hizo bajo el techo de la soberanía libanesa y lo aceptamos con la frente en alto en nuestro derecho a la defensa”, sostuvo. En su discurso, Qassem destacó que la actual guerra con Israel “supera a la de julio de 2006” no solo en términos de duración, sino también de “ferocidad de los combates”, y por lo que respecta a las cifras de “sacrificios” de Hezbollah y por el “apoyo exterior y estadounidense” brindado a Israel.
Qassem prometió cooperar con el ejército libanés y contribuir al fortalecimiento de las capacidades defensivas del país, en el marco de los esfuerzos por implementar los términos del alto el fuego alcanzado con Israel el miércoles, que prevé la retirada de los milicianos chiitas y del ejército israelí del sur del Líbano, así como el despliegue del ejército libanés junto a los cascos azules de la ONU en esa región.
“Trabajaremos para fortalecer las capacidades defensivas del Líbano”, afirmó Qassem, quien sucedió al exlíder de Hezbollah Hassan Nasrallah tras su muerte en un masivo ataque aéreo israelí en el sur de Beirut en septiembre.
“La resistencia estará lista para evitar que el enemigo se aproveche de las debilidades del Líbano, junto con nuestros aliados, en primer lugar, el ejército”, agregó en un discurso televisado.
Qassem adelantó que “la coordinación entre la resistencia y el ejército libanés será de alto nivel para implementar los compromisos del acuerdo” y subrayó que “nadie apuesta por problemas o desacuerdos” con el ejército.
“Amenaza neutralizada”. La tregua puso fin a un conflicto que comenzó al día siguiente del ataque terrorista de Hamas a Israel el 7 de octubre de 2023, cuando Hezbollah inició un intercambio de fuego de baja intensidad a lo largo de la frontera en solidaridad con sus aliados palestinos.
A finales de septiembre, Israel intensificó su campaña contra la milicia proiraní y lanzó feroces ataques aéreos para luego enviar tropas terrestres.
El Ministerio de Salud del Líbano informó que al menos 3.961 personas han muerto en el país desde octubre de 2023 como resultado del conflicto, la mayoría en las últimas semanas, mientras que 16.520 resultaron heridas.
Del lado israelí, las hostilidades con Hezbollah causaron la muerte de al menos 82 soldados y 47 civiles, según las autoridades.
Más temprano ayer, el ejército israelí informó que atacó un lanzacohetes de Hezbollah en el sur del Líbano tras detectar actividad militante en la zona. “Hace poco tiempo, se identificaron actividades terroristas y el movimiento de un lanzacohetes portátil de Hezbollah en el sur del Líbano”, dijo el ejército. “La amenaza fue neutralizada en un ataque de la Fuerza Aérea israelí”, agregó en un comunicado que incluyó un video del ataque aéreo contra un camión en movimiento lento.
Israel ha prometido seguir actuando contra cualquier amenaza incluso después del alto el fuego.
El ejército también anunció un toque de queda nocturno en el sur del Líbano por tercer día consecutivo, y advirtió a los residentes que “está estrictamente prohibido moverse o viajar al sur del río Litani” hasta las 7 de la mañana de hoy.
Según el acuerdo de alto el fuego, las tropas israelíes mantendrán sus posiciones, pero “se iniciará un período de 60 días en el que el ejército y las fuerzas de seguridad libanesas comenzarán su despliegue hacia el sur”, dijo un funcionario estadounidense a periodistas bajo condición de anonimato.
Posteriormente, Israel debería iniciar una retirada gradual sin dejar un vacío que Hezbollah u otros puedan aprovechar, añadió el funcionario.
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