Ana Julia Quezada, la mujer que asesinó a al niño Gabriel, podría haber «segado la vida» de Ridelca, su propia hija, fallecida en 1996. Esta es la información que se desprende de un informe de la Guardia Civil incluido en el sumario del asesinato de Gabriel Cruz en Almería al que ha tenido acceso ‘El Periódico’.
La muerte de Ridelca se produjo por una caída desde la habitación del séptimo piso donde dormía con su hermana pequeña.
El caso se archivó por accidente.
Por su parte, la madre sostuvo que su hija padecía de sonambulismo. Fue el padre adoptivo, Miguel Ángel, quien la encontró muerta en el patio interior de su edificio el 10 de marzo de 1996. Además, este mismo hombre rechazó que Ridelca hubiera sufrido ningún episodio de sonambulismo con anterioridad.
La Guardia Civil no se lo cree
El informe de la Guardia Civil recalca «la dificultad de que una niña de solo cuatro años en estado de sonambulismo, que nunca había padecido, se precipitara desde un edificio», tal y como relata este mismo periódico. Para dicha caída, la niña tuvo que subirse a una mesa, abrir una ventana interna y luego abrir otra segunda ventana. «Esto requiere de cierta maña y fuerza».
Ana Julia Quezada no fue interrogada en 1996 por la policía cuando murió Ridelca por alegar que sufría «una supuesta situación de estrés-traumática». Por otro lado, los investigadores subrayan el hecho de que Ana Julia Quezada «trató de emular esa misma circunstancia con Gabriel, aduciendo encontrarse sedada, malherida o convulsa el día de la aparición de la camiseta del menor».
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