Este viernes arrancará en México la mesa de diálogo político que protagonizarán representantes del Gobierno de Venezuela y miembros del ala extremista de la oposición de ese país.
El canal estatal Venezolana de Televisión (VTV), que tiene ya un equipo periodístico en México, adelantó este jueves que los encuentros se darán entre el 13 de agosto y el próximo lunes 16.
Previamente, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega —que juega el papel de mediador— informó que las partes ya estaban en el final del proceso de las conversaciones exploratorias con el objetivo de «iniciar negociaciones». Del lado de los anfitriones, el titular mexicano de Exteriores, Marcelo Ebrard, confirmó la información.
La semana pasada, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que su país sería sede de estos encuentros. «Lo que buscamos es que haya diálogo y acuerdos entre las partes. Son pláticas entre el Gobierno de Venezuela y la oposición. Ojalá se logre un acuerdo», dijo el mandatario mexicano.
¿Qué se ha dicho hasta ahora?
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, indicó que la participación de su gobierno en este nuevo capítulo de conversaciones con «la oposición guaidocista» —que cuenta con un historial de intentos de conciliación infructuosos— se fundamenta en «tres exigencias firmes» y una cuarta que está en consulta.
Maduro detalló que los tres puntos claves para poder avanzar en este proceso son: que se levanten inmediatamente «todas las sanciones contra la economía y la sociedad venezolana»; que se reconozca a todas «las autoridades legítimas y constitucionales de Venezuela»; y que la oposición extremista renuncie «a la violencia y a la conspiración».
La cuarta exigencia, dijo Maduro, es incorporar al diálogo a «todas las oposiciones», porque en Venezuela hay «nuevos liderazgos», que son «muy distintos» a los conocidos del pasado. Por eso estimó necesario «abrir las compuertas» para que la participación sea más amplia.
El jefe de Estado venezolano indicó también que la agenda de diálogo «ya tiene un documento redactado» y aborda «siete títulos». Además, aclaró que «la oposición guaidocista» es la única que mantiene «bastante comunicación» con el gobierno de EE.UU., porque «están subordinados y obedecen a los mandatos y los designios del Gobierno de las élites de los EE.UU.».
Del lado opositor, Henrique Capriles, dos veces candidato a la presidencia de Venezuela, confirmó que su partido asistirá al diálogo y aseveró que la situación política de su país requiere medirse en las ‘megaelecciones‘ de noviembre próximo.
Capriles considera que Venezuela, más que un proceso de diálogo, necesita un «consenso serio» que ayude a conseguir mecanismos para mejorar el acceso a las vacunas contra el covid-19, así como a incentivar la recuperación económica y social y retomar «la normalidad de la Constitución».
El Gobierno de Noruega promovió en 2019 una anterior ronda de negociaciones que resultó fallida. El proceso, que se llevó a cabo en Oslo y en Barbados, fracasó cuando el gobierno de EE.UU. —bajo la administración de Donald Trump— se negó a aliviar las sanciones impuestas a Venezuela y decidió en cambio aumentarlas.
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