Gabriel Boric: El millennial con tatuajes y fanático de Taylor Swift que será presidente de Chile

“Yo soy yo y mi circunstancia…”, escribió el filósofo español José Ortega y Gasset. Esta frase, quizás, representa la histórica victoria presidencial del diputado izquierdista Gabriel Boric Font, en Chile: un joven millennial de 35 años, ex líder estudiantil, de una nueva generación política, que estuvo arropado durante el proceso eleccionario por una sociedad hastiada y una revuelta callejera que desembocó en la creación de una nueva constitución.

«Gracias a ustedes, a todas las personas y pueblos que habitan el lugar que llamamos Chile, quiero comenzar agradeciendo a todos los chilenos y chilenas que fueron a votar, honrando su compromiso con la democracia».

Esas fueron las primeras palabras con las que el presidente electo, Gabriel Boric (Apruebo Dignidad) recogió su triunfo desde el escenario instalado en la comuna de Santiago. A eso de las 19:30 horas, el tercer boletín del Servel mostraba una tendencia a favor del frenteamplista con el 50,02% de las mesas escrutadas. Después de 45 minutos, con el 99,47% de las mesas escrutadas, Boric coronaba su llegada a La Moneda con el 55,86% de las preferencias. En medio de la ovación de sus adherentes y de abrazos entre los miembros de su comando, el frenteamplista agradeció el apoyo tras la intensa campaña presidencial que protagonizó estos últimos meses frente a su contendor, José Antonio Kast. Y es que en la segunda vuelta se instaló la necesidad de hacer ajustes programáticos, matizar el discurso y hacer incorporaciones, con el objetivo de generar la adhesión que faltaba a ese 25,83% de la primera vuelta (1.814.809 votos). En ese camino, fue fundamental recoger apoyos, esos a los que se abrió la ex Concertación; aunque eso implicara que Boric girara más hacia el extraviado centro que marcaron estos comicios. ¿Qué estrategias y decisiones llevaron a Gabriel Boric a convertirse en el próximo presidente de Chile? Analistas dan cuenta de los puntos más destacables de su estrategia política, de sus decisiones y de la forma en que construyó su liderazgo. De las figuras que lo respaldaron a la incorporación de Siches Boric sabía que una de sus debilidades en primera vuelta habían sido las regiones, por lo que su carrera al balotaje comenzó en el norte del país, uno de las zonas más apetecidas -tanto por él como por Kast- para rescatar parte de ese bolsón de votos que se había llevado Franco Parisi. También se plegó hacia las zonas conquistadas en la Región Metropolitana y viajó hacia la octava región, otro de los grandes centros urbanos al que tenía que apuntar.

Tomás Duval, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma, asegura que esa estrategia fue acertada, «porque no se trataba de desgastarse tanto en poco tiempo, sobre todo donde su adversario era más fuerte. Por su puesto, en el caso de las comunas de la Región Metropolitana, el no haber ido se hubiera traducido en un error». Otro factor que ayudó a Boric fue el respaldo que tuvo de diversas figuras públicas, entre ellas, premios nacionales, escritores, intelectuales y artistas. A ello, se suma el espaldarazo que salió tempranamente a dar el ex presidente Ricardo Lagos, la posterior configuración de los apoyos de la ex Concertación y el broche final a una semana del balotaje, con la ex presidenta Michelle Bachelet. Y el ex candidato también logró un acierto valioso, al incorporar a la ex presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, como jefa de campaña. La médica ya se había consolidad en los dos últimos años de pandemia dentro de las figuras mejor evaluadas —según las encuestas CEP y Pulso Ciudadano, entre otras— y había logrado generar cercanía con la gente; atributo clave para asumir el nuevo desafío al lado de Boric. «Esa jugada equivale a lo que hizo el ex presidente Ricardo Lagos con la incorporación de Soledad Alvear en el balotaje del ’99», plantea Osvaldo Avendaño, analista político de la Universidad de Chile. Juan Sandoval, analista político de la Universidad de Valparaíso, agrega que aquello se transformó en «un segundo aire» para la campaña y fue clave para distribuir la presencia del candidato en el territorio, «como una prolongación de si mismo», comenta. Este acto, agrega, dio cuenta que el comando «entendió que tenían que hacer un despliegue territorial que incluso le incorporó una dimensión emotiva, más cercana y de compromiso, logrando una adhesión que no obtuvo en primera vuelta». Ejes programáticos y sus matices «La pregunta es ¿qué terminó resonando en la población?», dice Sandoval. A su juicio, Boric logró moderar aspectos de su programa que en algún punto generaban resquemor en un sector menos politizado de la sociedad e identificar aquellos puntos de tensión.

Una de las definiciones de Boric ha sido terminar con las AFP. Pese a que en el último debate sostuvo que para mejorar las pensiones no tiene que haber «intransables», en su discurso de cierre de campaña volvió a la promesa de ponerles fin. «El esfuerzo programático fue una forma de intentar conectar con esa consigna», reflexiona el académico de la UV. Y aunque hubo moderación o un «giro hacia el centro» en materias como seguridad —incluyendo el cambio de «refundación» a «reforma» a Carabineros—, los analistas también destacaron que otras nociones como «economía circular, medio ambiente, el feminismo, entre otras» se vienen planteando con fuerza desde la primera vuelta. «De todas maneras, no son políticas inmediatas, todas requieren desarrollo», sostiene Duval. Plano político y construcción de liderazgo «El liderazgo de Boric es generacional; reivindicó esta nueva forma, donde hay un mayor reconocimiento al cambio y menos dramatismo». Esa es una de las primeras fortalezas que Sandoval reconoce en el frenteamplista. En esa línea, apunta a que Boric logró apartarse de la figura del «ente perfecto», para dar paso al valor de reconocer errores y disculparse.

Asimismo, hizo buen uso de esa idea de «cercanía y empatía» con la que funciona su campaña y el espíritu de su propuesta programática. «Esto apunta a transmitir sintonía; que de alguna manera él va a poder entender lo que le pasa a la gente y hacer lo que ellos necesitan», complementa. La biografía política como prueba de la capacidad de tomar decisiones complejas fue otra fortaleza del presidente electo. Y es que en varios debates recordó su participación en el acuerdo del 15 de noviembre de 2019 —que dio paso al Plebiscito y, posteriormente, al proceso constituyente—, lo que le valió reproches desde su propio sector. «Esto, de cierta manera logró apartar la discusión sobre la experiencia, donde Boric emerge diciendo, ‘estuve en el lugar correcto’, dispuesto a asumir costos políticos muy altos. Eso, en definitiva, lo hizo un candidato verosímil», agrega Sandoval. Con todo, la posición que consiguió este domingo, «viene a rectificar absolutamente que esa decisión tan polémica de ese día, terminó, curiosamente, redundando en habilitarlo como un candidato a la presidencia de la República y como el candidato electo», zanjó.

El Motín

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