Ciudad del Vaticano.- Como hiciera Jesús durante la Última Cena, el papa Francisco lavó hoy los pies a doce reclusos en una cárcel próxima a Roma y les animó a ayudar a sus compañeros de celda si así lo necesitan porque, apuntó, eso también es “amar”.
El pontífice se trasladó este Jueves Santo a la cárcel de Paliano, en provincia de Frosinone (centro), única penitenciaría de Italia reservada a los colaboradores de la Justicia y que, en la actualidad, cuenta con 70 reclusos.
Ante ellos Francisco explicó que el lavado de pies no es “folclore” sino una tarea que los esclavos realizaban antiguamente cuando llegaba alguien a casa para limpiar el polvo de sus zapatos, pero que Jesús lo hizo con la voluntad de “sembrar amor”.
“Él, que era el jefe, que era Dios, lavó los pies a sus discípulos (…) Esto lo hacían los esclavos. Jesús dio la vuelta a esto y lo hizo Él. Había venido al mundo para servir, para servirnos, para hacerse esclavo por nosotros, para dar la vida por nosotros, para amarnos hasta el final”, señaló el papa.