Por Danilo Cruz Pichardo
El domingo 1ro. de octubre el suscrito estaría acudiendo a sufragar por el doctor Guido Gómez Mazara, precandidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno (PRM). Lo haría de forma incondicional, pero consciente de que tanto esa organización política como el Estado Dominicano ameritan corrección rápida y oportuna en torno a una serie de aspectos que son básicos para la democracia dominicana y para el interés nacional.
Caso haitiano
El dominicano común, dado su bajo nivel de escolaridad, no se da cuenta de la manipulación de que es objeto en término periodístico y que en la década de los 70 (del siglo pasado) Mayobre Machado, comunicólogo venezolano, enfatizaba en torno a la problemática. En nuestro país desde hace muchos años la Presidencia establece la agenda nacional, es decir, los temas sobre los cuales la gente habla diariamente en las calles, en colmados, guaguas públicas, supermercados, en las casas y demás lugares.
Es como si el presente Gobierno estaría utilizando los mismos asesores del expresidente Danilo Medina. Y para esos fines se invierten más de ocho mil millones de pesos cada año.
Lo mejor que pudo haber pasado es que el Gobierno –¡Por fin!– encontró una aparente salida al bendito canal que construyen los haitianos en el río Masacre. ¿Cuál fue la solución? El canal La Vigía sobre el río Dajabón, es decir, del lado dominicano, el cual resolvería necesidades de agricultores de la zona y con el tiempo provocaría que al que se levanta en Haití no llegue una gota de agua. Muy lamentable para los vecinos, pero ellos mostraron, al violar el tratado de 1929, que no respetan nada, no hay forma de entendimiento ni tienen concepto de lo que es un bien natural que pertenece a ambas naciones.
Algunos analistas y desde la OEA sugerían diálogo, pero ¿diálogo con quién? ¿Con el debilitado y carente de legalidad Gobierno haitiano? ¿Con las pandillas? Ese es un caso que no valía la pena siquiera llevarlo a cortes internacionales, porque se podría percibir como una actitud abusiva de República Dominicana, al supuestamente negarle agua a una de las naciones más pobres del mundo. Todos conocemos la actitud de la comunidad internacional: no hacer nada por Haití, pero al mismo tiempo pretender que nuestro país haga más de lo que hace, que es demasiado.
Ojalá y este tema se dé por concluido. Todo indica que nuestras autoridades mantuvieron un silencio adrede durante tres años, mientras empresarios, hoy vinculados al presidente Abinader, vendían los materiales con los que se construía el canal haitiano, para en un momento electoral procurar vestirse de “patriotas” y sacar provecho político, sin que falten sujetos (de esos que se las buscan) que pidan públicamente a los dominicanos unirse al presidente Abinader, cuando se supone que todos estamos defendiendo el interés nacional y sin necesidad de hacer cola a nadie.
Ya lo que se impone es reabrir la frontera, con seguridad y cuidado extremo, para continuar con el comercio binacional, el cual en el año 2022 representó un balance positivo para República Dominicana de 764 millones de dólares y en los primeros ocho meses del presente año ya había acumulado 673 millones de dólares.
Tratar de romper contra una agenda nacional, impuesta desde palacio, a papeletazo limpio, no es tarea fácil, porque es como si escucháramos la música de una orquestas, donde cada músico sabe lo que tocaría. Así ocurre con los cientos de medios y millares de periodistas que hacen información y opinión pública por encargo. Y ningún dominicano habla sobre el costo de los productos de la canasta familiar, la tarifa eléctrica, la inseguridad ciudadana, las 27 mil visas vendidas a nacionales haitianos en un mes, la corrupción pública y los fideicomisos.
El crear crisis con países vecinos y con fines politiqueros es una práctica que observo en algunos gobernantes desde los primeros años de la década de los 80. Es un truco muy viejo. Y en un momento pensé que el Gobierno Dominicano era capaz de intervenir militarmente a Haití, para satisfacer el morbo de la familia Castillo y a todos los antihaitianos, contar de alcanzar la reelección, pero es una tarea riesgosa por la condena internacional y la posibilidad, ante un abuso evidente, que vayan a meterse otros países en el conflicto.
La corrupción
Respecto a la corrupción hace tiempo que no se somete a ningún funcionario, a pesar de que hay ruidos (algunos son escándalos) en el grueso de los órganos estatales. Desde la comprobada irregularidad de la pintura de Neney Cabrera en el PROPEEP, donde el jefe de Estado no se dio por enterado, no se ha sometido ni se ha destituido a ningún funcionario relevante por actos dolosos. Todo lo contrario: se han ido designando en puestos diplomáticos a aquellos que originalmente los decretos les fueron cancelados por malversación de fondos.
La cacareada transparencia llegó a su fin, pero todavía hay adulones que pregonan “virtudes de transparencia y buena intención” para el hombre que maneja el presupuesto de la nación. Otro alegato infeliz de los defensores de la reelección consiste en comparar la presente con la corrupción del pasado. No se trata de en qué gobierno se cometió más peculado, lo correcto es condenar todas las irregularidades y riquezas mal habidas indistintamente de colores políticos.
Al iniciar la gestión de Luis Abinader algunos lisonjeros pretendieron justificar un gabinete, con contadas excepciones, de oligarcas, señalando que los ricos no roban, porque no tienen necesidades. No hay ninguna investigación científica que sustente esa tesis. Y la experiencia de nuestro país es que los empresarios no acuden al Estado a sacrificarse, la mayoría es insaciable, mientras observo rostros felices de gente pobre, en los barrios, con simples botellas de ron y espaguetis.
Otra cosa: ya nadie habla de Alianzas Públicas Privadas ni de Fideicomisos Públicos. ¿Por qué? Sencillamente porque el presidente logró que los legisladores (cuya mayoría es sinvergüenza) le aprueben su ley. Ya el marco legal está ahí y la línea es el silencio sobre el tema, pero escríbanlo: aquí, si el actual presidente se reelige, se privatizarían estratégicos servicios públicos, entre los cuales están energía, transporte y agua. Fue algo muy pensado el modificar una ley de décadas para poner a una persona, que no es ingeniero, en el INAPA, que de paso, a modo de ensayo, ha venido cometiendo travesuras de todos los tamaños.
Carencia de sensibilidad social
En un gobierno de ricos es normal que la sensibilidad social brille por su ausencia. Es un teatro el abrazar viejas pobres y sin dientes y a niños de barrios marginados con enfermedades incurables, cuando se sabe que personajes como Valdez Albizu, Celso Marranzini, Ito Bisonó, Joel Santos, Manuel Estrella, Limber Cruz López, Robertico Salcedo, José Ignacio Paliza, Raquel Peña, entre otros, en el fondo sienten desprecio por los pobres. De la señora vicepresidenta me informan que es una empresaria que lo quiere todo para ella. Salud Pública, el sector eléctrico, todo…
El presente Gobierno apenas invierte en el sector salud el 1.3 del Producto Interno Bruto, pero si privilegia clínicas de ricos de Santiago, otorgando subsidios millonarios. Es un hecho irritante, que revela claramente hacia quién se gobierna. No es un invento mío ni de nadie, fue el jefe de Estado que se presentó personalmente al CONEP y expresó: “Este es un Gobierno proempresarios”.
Aprobación gubernamental
Hay que admitir, sin embargo, que el gobierno tiene aprobación, por haber contratado al grueso de los medios y a millares de personas que crean información y opinión pública. Todas las bocinas del pasado gobierno muelen oro en la actualidad. Y, además, Abinader reparte prebendas entre la gente pobre, a través de los planes de asistencia social, mediante los cuales se distribuyen migajas. Que nadie me cuente: he visto con mis propios ojos a muchos dominicanos haciendo fila al sol para recibir miserables mil 500 pesos.
Adicionalmente se otorgan bonos para gas propano y energía eléctrica, al tiempo que se reparten funditas que contienen un chin de arroz, habichuela, botellitas de aceite, harina de maíz y arenques secos. Pero esa aprobación gubernamental es más hacia afuera del PRM, por la inversión de muchos millones en la compra de tránsfugas, alcaldes y exalcaldes peledeístas, así como diputados.
Presión gubernamental
Sin embargo, tanto a los empleados públicos como a los que reciben asistencias sociales se les viene presionando para que voten por Luis Abinader en las primarias del PRM.
En las redes circulan audios y videos que confirman ese dato. De todos modos, a la gente, por pobre y baja escolaridad, no le gusta el condicionamiento ni la presión. La población empobrecida sabe que lo recibido viene del Estado, no de los bolsillos del presidente ni de ningún funcionario público. Se sabe, de igual manera, que el voto es secreto.
Se tiene la experiencia de las elecciones de 1978, donde la gente consignaba: “Le cogemos las funditas y no somos reformistas”. En 1978 ganó el PRD. Supe que en la actualidad, respecto a las primarias del domingo del PRM, mucha gente dice que no sufraga por nadie bajo presión.
De todos modos, una encuesta prestigiosa acaba de confirmar que el grueso de los empleados públicos y personas que reciben asistencias sociales no se encuentran en el padrón del PRM. Los perremeístas peñagomistas no reciben ningún beneficio, el disgusto es grande en un alto porcentaje de perremeístas, inclusive en algunos que están en puestos que no satisfacen sus expectativas y optan por silencio. Me lo dijo alguien que conoce la situación: “A Abinader no le ha caído la casa encima porque está en la Presidencia, pero cuando salga que no se le ocurra pasar por la casa nacional”.
Promesas incumplidas y sorpresas
No se puede olvidar que el actual presidente de la República presentó en la campaña de 2020 un programa de gobierno con todas las propuestas definidas. En ese programa no aparece la palabra fideicomiso en ninguna parte. Venir con un vocablo que más del 90% de los dominicanos no domina es un engaño. Es una idea envolvente de tramas macabras y perversas. La gente lo que pide es solución de sus problemas, no que se le despoje de sus bienes.
Los fideicomisos públicos son una maldición para el país. ¿Se le puede atribuir transparencia a un presidente que abusivamente hace aprobar una ley sobre un asunto que la población no conoce?
De todas maneras, bajo el silencio de poderes fáticos y personalidades que en el pasado condenaron todo instrumento carente de transparencia, ya está aprobado todo el marco legal en torno a los fideicomisos públicos. Es cuestión de esperar el momento oportuno para que se vean despojo de patrimonios públicos nunca vistos en la historia social dominicana. No obstante, desde palacio, ese tema no conviene mencionarlo en un momento electoral.
No es casual ese silencio que hay sobre los fideicomisos, porque es la línea que se ha bajado al respecto
Pero las primarias para la escogencia del candidato presidencial del PRM son el domingo, la militancia de esa organización dispone de la oportunidad de un evento para sufragar contra la soberbia de los funcionarios, empezando por el presidente de la República y José Ignacio Paliza, así como contra la plutocracia que impera en el Estado Dominicano y las promesas incumplidas a los militantes del PRM, empezando con los delegados de mesas. Se cree que el domingo podría haber sorpresas.
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