Por Juan López
El sectarismo o apasionamiento en las actividades políticas es la principal vía para inducir a la intolerancia y desconsideración contra los partidos, líderes y candidatos adversarios. La incitación empieza mediante sutiles elucubraciones “teóricas y leguleyas” en torno a supuesta violación a las leyes y procedimientos por parte de dirigentes del partido contrario.
Eso y no otra cosa, es el evidente propósito del más reciente artículo “JCE responsable de que la precampaña a destiempo sea castigada” que publicó en varios periódicos el distinguido ciudadano Eddy Olivares Ortega, ex miembro de la JCE y alto dirigente del PRM,
Con esa mezquina y sectaria obnubilación política, el doctor Olivares pretende presionar, desde el litoral del gobierno, a la JCE para que sancione al PLD y/o a cuatro de sus dirigentes por haber expresado la decisión de ser precandidatos presidenciales, para lo cual están realizando reuniones o encuentros entre la membresía de su partido, en locales cerrados y sin ningún tipo de publicidad.
Esas actividades internas de los peledeistas se están llevando a cabo con el propósito de reorganizar y reactivar al PLD, en cumplimiento de las resoluciones y líneas políticas aprobadas en su recién pasado “IX Congreso Dr. Bidó Medina”.
Actividades semejantes está implementando la Fuerza del Pueblo (FP). La dirigencia de la FP, liderada por el ex presidente Leonel Fernández, procura materializar los resultados y objetivos políticos que aprobó su «primer Congreso Prof. Juan Bosch», para lo cual realizan encuentros con sus miembros, visitas a personalidades y juramentaciones de nuevos miembros de su partido, siempre en locales bajo techo y sin realizar publicidad electoralista.
Esas actividades internas, son totalmente legítimas y en buen uso del derecho a la libertad de asociación que les concede la Constitución a los dirigentes del PLD y FP . Sin mítines ni caravanas multitudinarias y sin publicidad proselitista, en modo alguno se violentan las leyes vigentes y muchos menos otorgan facultades a la JCE a poner en práctica los pedimentos del doctor Olivares, conspicuo dirigente del PRM, cuya sectaria obnubilación le impide ver hacia su entorno político.
Porque, en honor a la verdad, la organización que está realizando actividades proselitistas es el PRM, específicamente, a través de las “visitas programadas” que, casi todos los fines de semanas, efectúa el presidente Abinader en diferentes provincias del país.
Aunque ”verbalmente” el presidente ha dicho que esperará un poco más de tiempo para manifestar su decisión sobre la reelección; para nadie es un secreto que esas “visitas programadas” tienen el subliminar objetivo de promover su candidatura para los comicios del 2024, lo cual se evidencia en las “múltiples y rimbombantes promesas” que hace en cada pueblo visitado, ”informando” la asignación de cientos de millones de pesos para supuestas obras, sin que se encuentren consignadas en el presupuesto de la nación ni sean producto de una racional y lógica planificación.
Ante esas promesas del presidente Abinader, verdaderos proselitismos reeleccionistas, por conveniencias y sectarismo político, el doctor Olivares se convierte en “ciego, sordo y mudo”. ¡Peligrosa intolerancia política!
Por lo anterior, es totalmente improcedente y carece de base legal la amenaza que, recientemente, publicó la JCE contra dirigentes de los principales partidos de la oposición (PLD y FP), a quienes les asiste el derecho de realizar reuniones y actividades de orientación y afiliación en locales cerrados, lo cual es un ejercicio constitucional que les está permitido ejercer en cualquier época del año.
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