El difícil retorno de Melania e Ivanka a Nueva York

La ciudad de Nueva York ha dejado más que patente estos días que la familia Trump no es bienvenida a su antiguo hogar.

Lo han expresado en las urnas, donde por dos veces les han rechazado de forma aplastante, y en las calles de la Gran Manzana. Cuando el 7 de noviembre se declaró la victoria de Joe Biden, la celebración espontánea que surgió de inmediato evidenció que los Trump son el enemigo.

Muchos pedían a gritos la cárcel para Donald Trump. De Javanka –como se conoce a Ivanka, la hija favorita del presidente, y su marido, Jared Kushner–, echaban pestes por traidores, puesto que al principio del mandato se les consideraba moderados frente a las posiciones del padre, yerno y presidente.

La cuestión respecto a que les depara el destino emerge como tema de discusión en los medios. ¿Volverán o no volverán?

El presidente Trump sigue cazando conspiraciones para negar la certeza de su derrota.

Amparado en sus más de 73 millones de votos, en su círculo se asegura que ha mostrado su disposición a un nuevo intento en 2024 para recuperar la Casa Blanca (son dos mandatos pero no han de ser consecutivos).

En su caso, con esos posibles vínculos en Washington, y tras empadronarse en Palm Beach (Florida) en un remarcable desplante a su cuna neoyorquina, los expertos apuestan que se domiciliará en su mansión de Mar-a-Lago, a la que algunos ya designan como Mar-a-Loco. Allí le rodeará una corte de aduladores.

Pocos o ninguno lo ven otra vez en su torre de la Quinta Avenida de Manhattan. Ni él perdona el sonoro rechazo a su presidencia, ni los ciudadanos se olvidan que ha clasificado a Nueva York como “ciudad anarquista”.

Puestos a hacerse preguntas, los críticos sostienen que Melania cuenta los minutos para pedirle el divorcio. Hay una literatura, tal vez más basada en la ansiedad de los detractores que en las evidencias, de que la primera dama está harta de su marido, de sus infidelidades y mentiras.

 A sus supuestos desplantes al negarse a cogerle la mano, Melania ha respondido este final de campaña con una activa participación. Ha sido una de las más activas cheerleaders , difundiendo el mismo tipo de mentiras que su marido. Según The Washington Post , dos personas de su entorno íntimo subrayaron que Melania no ha mostrado señal alguna de que vaya a dejar a su esposo, al menos no en un tiempo próximo.

“No creo que lo vaya a dejar, ella es cómplice en sus maquinaciones y mantiene sus ideas como propias”, declaró al Post el ex abogado de Trump, Michael Cohen. “Esos dos se merecen el uno al otro”, recalcó.

Si Melania se instala en Mar-a-Lago, esto cierra las puertas a Ivanka y Jared. La hija mantiene un ala en esa mansión, pero la relación con la tercera mujer de su padre es más que fría.

Así que se especula que este matrimonio pasará más tiempo en Nueva Jersey, lugar de residencia de los Kushner, frente al presunto desprecio que ha crecido en Nueva York desde que se fueron del Upper East Side.

Jared e Ivanka están listos para volver a la escena social de Manhattan que ya no les da la bienvenida”, título la CNN.

Existen indicios de los que les espera. El Lincoln Project, grupo de republicanos anti Trump, colgó anuncios luminosos en Times Square en octubre en que se veía a la pareja sonriente junto a las cifras de difuntos por el virus e imágenes de bolsas de cadáveres.

Mientras que Vanity Fair hace una semana publicó un artículo de Lysandra Ohrstrom, amiga de adolescencia de Ivanka. Incluye perlas como esta sobre su relación: “¿Por qué dices que lea libros sobre jodidos pobres?, me preguntó en una ocasión y vi como hacia volar su cuidada imagen de privilegiada refinada para abrazar a su padre al por mayor”.

En las redes se difunden mensajes en los que se disfruta de una imagen de Ivanka que va a la ópera o pasea por la calle y la gente le desprecia. Los hay que hablan de la justicia poética de que la Gran Manzana será su cárcel.

 

El Motín

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