Qian Xuesen

El científico que EEUU deportó y convirtió a China en superpotencia

En Shanghái hay un museo completo que contiene 70.000 artefactos dedicados a un hombre, “el científico del pueblo” Qian Xuesen.

Qian es el padre del programa espacial y de misiles de China.

Su investigación ayudó a desarrollar los cohetes que lanzaron el primer satélite de China al espacio; los misiles, se convirtieron en parte del arsenal nuclear del gigante asiático. Por eso es venerado como un héroe nacional.

Pero en Estados Unidos, donde estudió y trabajó durante más de una década, sus importantes contribuciones rara vez se reconocen.

Su caso fue recordado por medios como el New York Times esta semana, en medio de la política de expulsiones migratorias de Donald Trump.

El miércoles, el secretario de Estado Marco Rubio anunció que la administración trabajaría para “revocar agresivamente” las visas de estudiantes chinos, incluidos aquellos vinculados al Partido Comunista o que estudien en “campos críticos”.

Los riesgos de expulsar en lugar de acoger a talentos como el de Qian ya le pasó la cuenta una vez a la superpotencia.

¿Podría ser que Estados Unidos vuelva a tropezar con la misma piedra y se deshaga de figuras tan brillantes como este científico chino, repitiendo lo que se conoce como la peor metida de pata de su historia?

Superdotado

Qian nació en 1911, cuando la última dinastía imperial de China estaba a punto de ser reemplazada por una república.

Sus padres tenían una buena educación y su padre, después de trabajar en Japón, estableció el sistema educativo nacional de China.

Era evidente desde una edad temprana que Qian era un superdotado, y finalmente se graduó como el mejor de su clase en la Universidad Jiao Tong de Shanghái, ganando una excepcional beca para el Instituto de Tecnología de Massachusetts en Estados Unidos (MIT, por sus siglas en inglés). En 1935, el joven, esbelto y bien vestido, llegó a Boston.

Qian pudo haber experimentado algo de xenofobia y racismo, dice Chris Jespersen, profesor de historia en la Universidad de North Georgia.

Pero había “también un sentimiento de esperanza y fe en que China (estaba) cambiando de manera fundamentalmente significativa”, y ciertamente habría personas que respetaban sus conocimientos.

Chiflados y fantasiosos

Del MIT, Qian se trasladó al Instituto de Tecnología de California (Caltech), para estudiar con uno de los ingenieros aeronáuticos más influyentes del momento: el emigrado húngaro Theodore von Kármán.

Allí, Qian compartió una oficina con otro científico prominente, Frank Malina, quien era un miembro clave de un pequeño grupo de innovadores conocido como Suicide Squad o Escuadrón Suicida.

El grupo se había ganado este apodo por sus intentos de construir un cohete en el campus, y porque algunos de sus experimentos con sustancias químicas volátiles salieron muy mal, le explicó a la BBC Fraser Macdonald, autor de “Escape from Earth: A Secret History of the Space Rocket”.

Aunque subraya que nadie murió.

Un día, Qian se vio envuelto en una discusión de un problema matemático complicado con Malina y otros miembros del grupo y pronto se volvió parte integral de él, produciendo una investigación fundamental sobre la propulsión de cohetes.

En ese momento, la ciencia espacial era “cosa de chiflados y fantasiosos”, dice Macdonald.

“Nadie se tomaba en serio; ningún ingeniero con inclinaciones matemáticas habría arriesgado su reputación diciendo que ese era el futuro”.

Pero eso cambió rápidamente con el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

El escuadrón en la guerra

El Escuadrón Suicida llamó la atención del ejército de EE.UU., que pagó por la investigación del despegue asistido por jet, en el que se ponían propulsores en las alas de los aviones para permitirles despegar desde pistas cortas.

La financiación militar también ayudó a establecer el Jet Propulsion Lab (JPL) en 1943, bajo la dirección de Theodore von Kármán.

Qian, junto con Frank Malina, estaba en el corazón del proyecto.

Como la República de China era un aliado de Estados Unidos, no había problema con que un científico chino fuera clave del programa espacial estadounidense.

Qian recibió autorización de seguridad para trabajar en la investigación de armas clasificadas e incluso sirvió en la Junta Asesora Científica del gobierno de EE.UU.

El Motín