Dormir la siesta, ¿aumenta el riesgo de diabetes?

¿Podrían las siestas largas por la tarde aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2?

Es posible, pero aún no se ha probado, según una nueva investigación en Japón. El estudio encontró que en comparación con las siestas cortas o con no hacer la siesta, el riesgo de la enfermedad del azúcar en la sangre podría ser un 45 por ciento más alto si las siestas duran una hora o más.

Pero si uno hace la siesta durante menos de una hora, el riesgo desaparece, sugirieron los investigadores.

El Dr. Joel Zonszein es director del Centro Clínico de Diabetes del Centro Médico Montefiore de la ciudad de Nueva York. Dijo que la posible conexión entre unas siestas largas durante el día y el riesgo de diabetes tipo 2 es interesante.

Pero Zonszein, que no participó en el estudio, añadió que «la gente debe ser consciente de que este estudio y estos hallazgos son solo asociaciones o marcadores de un estilo de vida, en lugar de la causa de la diabetes».

Los resultados del estudio se presentaron el miércoles en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (European Association for the Study of Diabetes), en Múnich, Alemania.

En el estudio, un equipo liderado por el Dr. Yamada Tomahide, de la Universidad de Tokio, analizó datos de más de 300,000 personas incluidas en 21 estudios publicados, un proceso conocido como un metaanálisis.

En ese tipo de estudio, los investigadores intentan encontrar patrones comunes en otras investigaciones y sacar nuevas conclusiones. El problema con los metaanálisis es que las conclusiones son tan solo igual de buenas que los datos originales.

El equipo de Tomahide encontró que las siestas de una hora o más se asociaban con un aumento del 45 por ciento en el riesgo de diabetes tipo 2. Pero unas siestas más cortas no afectan el riesgo de diabetes.

«Se necesitan más estudios para confirmar la eficacia [efectividad] de una siesta corta», concluyó el grupo de Tomahide.

Zonszein dijo que «la diabetes tipo 2 es un trastorno muy complejo que puede ser afectado por muchos factores ambientales, incluyendo los patrones de sueño, en particular en los individuos que tienen factores genéticos para el desarrollo de la diabetes».

Mezclar todos esos estudios distintos, que se realizaron en poblaciones diversas, quizá no produzca los resultados más fiables porque «las siestas pueden reflejar ciertos estilos de vida, y estilos de vida distintos en diferentes países y sociedades», anotó.

Hay siestas largas, y siestas incluso más largas, y una pregunta clave es por qué algunas personas toman siestas más largas, señaló Zonszein. «Quizá las siestas más largas sean periodos cortos de sueño y más comunes en los individuos que trabajan muchas horas, que se estresan todo el día, que tienen más de un trabajo, y tal vez el estrés se asocie con comer comida rápida, etcétera. Así que las siestas largas solo son un marcador de un estilo de vida», planteó, un estilo de vida que podría potencialmente contribuir al inicio de la diabetes tipo 2.

La diabetes tipo 2 es una enfermedad que con frecuencia se vincula con opciones imprudentes de estilo de vida, como unos malos hábitos de alimentación o la falta de ejercicio.

Tal vez las personas que toman siestas cortas tengan menos estrés y más tiempo libre que las que toman siestas más largas. Y «eso podría explicar por qué el estudio encontró que las siestas cortas no se vinculaban con un posible riesgo de diabetes tipo 2», comentó Zonszein.

«Es difícil usar esta metaanálisis para respaldar causación; quizá simplemente sea una asociación», dijo.

El Dr. Gerald Bernstein, que coordina el Programa de Diabetes Friedman del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York, tampoco participó en el estudio.

Sin embargo, dijo, las siestas pueden provocar que el azúcar en la sangre aumente, y si uno hace siestas largas con regularidad y está predispuesto a la diabetes, ese aumento en el azúcar en la sangre podría desencadenar la diabetes.

Bernstein se mostró de acuerdo en que el estudio solo muestra un vínculo entre las siestas y la diabetes, no que las siestas provoquen la diabetes. Pero «si va ha hacer la siesta, que sea corta», aconsejó.

Redacción

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