Por Rafael de los Santos
Como siempre y cómo parte de la tradición gubernamental, cual que sea el nombre del partido oficial, a la dominicanidad en exterior no se le toma en cuenta, salvo claro esta para recibir las remesas.
En el Diálogo Nacional por la reformar institucional montado por el gobierno de Luis Abinader, la diaspora no existe. Solo el doctor Guillermo Moreno, presidente de Alianza País hizo referencia a nosotros.
Ha sido adrede. No les importamos a este gobierno como a los gobiernos anteriores, por eso no se nos invitó como comunidad, ni siguiera para tener una presencia virtual. Pretender construir democracia excluyendo de dicho proceso a más de 2 millones de connacionales emigrados es expresión de una visión reducida de la democracia. Es democracia para elite no para ciudadanía.
Aunque jamás quisiéramos sólo ser valorados como estadísticas y remesadores, se me ocurre preguntar si para las autoridades dominicanas no tiene valor los más de 10 mil millones en remesas sólo en el pasado año 2020. Pero siguiendo su reducida lógica y utilitarista visión, les sugiero considerar los cientos de miles de cajas y tanques con ropas y alimentos enviadas.
Si nuestros aportes al turismo, a la inmobiliaria, a la educación, a la salud, a la tecnología y la literatura no se quieren medir como parte de un propósito que procura disminuir nuestro referente en materia solidaria y nuestra condición de ciudadanas y ciudadanos con plenos derechos como los que les asisten a los connacionales en el territorio patrio.
Con su proceder hacia los/as emigrados en un tema tan sensitivo y crucial como el que es objeto de debate, el gobierno se ha puesto de espalda al valor de la democracia, a lo Justo y a lo participativo.
La diáspora está despertando y sabrá en su momento apoyar a quienes realmente nos defienden.
Mientras tanto, no estaría demás montar nuestro propio diálogo con temas que nos importan y que puedan impactar en el rumbo de la nación que amamos como el que más.
*El autor es activista comunitario.
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