Con sus 6-7 pies y 229 libras, Wilder, púgil de 30 años de Tuscaloosa, Alabama, es un hombre grande. Y también tiene una personalidad grande que podría llegar a convertirlo en una de las grandes estrellas del boxeo. Tiene una gran pegada –una pegada muy, muy fuerte– capaz de definir una pelea. Y fue esa gran pegada, con su famosa mano derecha, la que obliteró por completo a Szpilka, un ex hooligan de fútbol de 26 años que apuntaba a convertirse en el primer peso pesado polaco en ganar un título mundial, pero acabó bajando del ring en camilla.

Sí, estamos en enero y el año del boxeo recién comienza, pero es poco probable que los próximos 11½ meses produzcan otro candidato tan claro al mejor nocaut del año, que fue atestiguado por las leyendas de peso pesado Mike Tyson y Lennox Lewis, dos de los mejores pegadores de la historia, desde la primera fila.

La pelea, que encabezó la primera cartelera del año de Showtime ante un público muy entusiasta de 12.668 aficionados (en su mayoría polacos que hinchaban por Szpilka), fue bastante buena, aunque un poco desprolija. Wilder y Szpilka nunca serán reconocidos como boxeadores técnicamente sólidos con técnica natural, pero salen a pelear, y aunque con cierta desprolijidad, hacen que sea divertido. Szpilka sin lugar a dudas le estaba dando problemas a Wilder, quien defendía su título por tercera vez y peleaba por cuarta vez en 364 días. Pero Wilder, con su largo alcance y su rapidez, nunca pareció verdaderamente perturbado por el ataque de Szpilka. De modo que el combate evolucionaba bien y Wilder parecía tener las cosas bajo control camino a una victoria competitiva por decisión –estaba 78-74, 78-74 y 77-75 arriba en las tarjetas de cara al noveno asalto– cuando llegó el gran golpe.

Wilder y Szpilka, de 6-3 pies y 233 libras, estaban cerca de la esquina cuando Wilder conectó un brutal golpe limpio de derecha en pleno mentón de su oponente. Szpilka nunca lo vio venir. Sus brazos se alzaron en el aire y se estrelló contra la lona. Estaba inconsciente y el árbitro Mike Griffin detuvo rápidamente la cuenta a los 2 minutos, 24 segundos mientras el personal médico atendía a Szpilka. Estuvo en la lona varios minutos mientras le daban atención médica antes de ser retirado del ring en camilla y llevado al hospital como medida de precaución. Afortunadamente, los estudios de Szpilka dieron bien.

Lo que sucedió después del gran nocaut fue casi igual de entretenido, ya que el campeón lineal de peso pesado Tyson Fury (25-0, 18 KOs), quien ganó el título al capturar un triunfo inesperado sobre el viejo campeón Wladimir Klitschko el 28 de noviembre, se coló en el ring y en la entrevista posterior a la pelea de Wilder. Fue como una escena de WWE por la forma en que se insultaron cara a cara, profesando un profundo deseo de lastimarse. Fue una escena salvaje y una pelea entre ellos sería masiva. Pero no va a suceder en el futuro inmediato. El inglés tiene una revancha con Klitschko a finales de la primavera o principios del verano, y Wilder debe cumplir con una defensa obligatoria contra el contendiente ruso Alexander Povetkin (quien también estaba en primera fila) en un combate que probablemente también ocurra en la primavera o principios del verano. Si Wilder y Fury pueden seguir ganando, quizás se enfrenten eventualmente. Hasta entonces, espero sus peleas sean tan entretenidas como la confrontación que protagonizaron después de este combate.

Dan Rafael