El último electricista de Pablo Picasso, Pierre Le Guennec, y su esposa, Danielle, fueron condenados ayer a dos años de cárcel exentos de cumplimiento por ocultación de obras robadas, pero sigue el misterio sobre cómo acabaron las 271 creaciones del artista malagueño en manos de la pareja.
El Tribunal de Grasse, en el sureste de Francia, dictaminó igualmente que la pareja de jubilados deberá devolver los 271 picassos a los herederos del artista.
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