Redacción El Motín
Steven Seagal seguramente no sea un nombre muy usado por los jóvenes de ahora, como sí pueden ser otras estrellas de su género y su tiempo que supieron digerir mejor el éxito del cine de acción. El maestro de las artes marciales estuvo compitiendo, incluso saliendo victorioso en taquilla, con actores de la talla de Bruce Willis, Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger. Pero, a diferencia de ellos, su manera de sobrellevar la fama le acabó condenando y relegando a un cine se segunda clase.
No se puede decir que le factura una mente inestable debido a su juventud. Seagal ya era treintañero cuando rindió Hollywood a sus pies. Fueron sus papeles en películas modestas a las que logró colar entre las favoritas en cartelera los que le llevaron a firmar un contrato de exclusividad con la Warner, palabras mayores.
En ese periodo encontramos títulos como ‘Por encima de la ley’ (1.988), ‘Difícil de matar’ (1.990), ‘Señalado por la muerte’ (1.991) y ‘Buscando justicia’ (1.991). Gracias a estos papeles Warner se dio cuenta de que era como un caramelo en la puerta de un colegio para la industria. Realizar sus rodajes apenas era costoso, ni a niveles técnicos ni de guión, y los resultados eran asombrosos. Tenía al público metido en el bolsillo.
Sin embargo, la apuesta de la firma pasaba por un gran desembolso para dotar de mayor calidad y efectos especiales las escenas que Seagal podía ofrecer. Así nació el papel que le puso en la cima del cine de acción en ‘Alerta máxima’ (1.993), Casey Ryback, el cocinero del USS Missouri, el buque insignia de la Marina de los Estados Unidos. Su magistral forma de repartir estopa contra un grupo de terroristas con el objetivo de hacerse con el acorazado costó unos 35 millones de dólares, pero recaudó alrededor de 156 millones de los mismos.
Su carácter, su mayor enemigo
Nunca fue una persona fácil ni del que sus compañeros de reparto hablasen maravillas. Su reputación no era buena, pero mientras generase mucho dinero todos hacían la vista gorda a sus impertinencias. Pero tarde o temprano tendría que meter la pata y arruinar todo lo que había logrado.
Dos años antes del estreno de ‘Alerta máxima’, en 1.991, fue invitado a conducir un episodio del famoso programa de humor ‘Satuday Night Live’, y está considerado el mayor desastre de la historia del mismo. Su manera de lidiar con el liderazgo fue tan odiosa que el equipo le vetó de por vida del programa. Además, su interpretación desató una ola de críticas.
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