El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quedará inhabilitado para disputar elecciones hasta 2030, una condena que asesta un duro revés a él y a su movimiento de derecha, aunque su polémica carrera política parece lejos de finalizar.
Una mayoría de al menos cuatro de los siete jueces del Tribunal Superior Electoral (TSE) brasileño se concretó este viernes para dejar al exmandatario fuera de los comicios por abuso de poder cuando ejerció la presidencia entre 2019 y 2022.
Sólo un juez votó en contra de la inhabilitación de Bolsonaro. Quedan otros dos magistrados por pronunciarse.
El caso responde a la denuncia de un partido político por cuestionamientos infundados que Bolsonaro hizo sobre la seguridad del sistema electoral brasileño durante una reunión con embajadores extranjeros previa a los comicios del año pasado, en los que fue derrotado por el actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
El juez instructor del caso, Benedito Gonçalves, sostuvo que ese encuentro de Bolsonaro con diplomáticos, transmitido por la TV oficial y redes sociales, sirvió para “incitar un estado de paranoia colectiva ante el cúmulo de informaciones falsas o distorsionadas” sobre el sistema electoral. La defensa del expresidente rechazó las acusaciones y sostuvo que aquella reunión fue un acto natural de gobierno, sin fines electorales, y anticipó que recurrirá la condena ante el Supremo Tribunal Federal, la máxima corte del país.
“Es una injusticia conmigo”, dijo Bolsonaro el jueves sobre el juicio en su contra. “No cometí ningún delito al reunirme con embajadores”, insistió en declaraciones a la prensa.
La inhabilitación para disputar las elecciones de 2026 plantea a la derecha brasileña el difícil reto de encontrar un líder que pueda mantener unido su electorado variopinto.
“La ausencia de él (en las elecciones) deja un vacío y ese vacío va a tener que ser ocupado por alguien”, dice Marco Antonio Teixeira, un politólogo de la Fundación Getúlio Vargas, una universidad brasileña de élite.
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