Amnistía Internacional (AI) acusó a la policía de República Dominicana de violar, golpear, humillar e insultar habitualmente a las trabajadoras sexuales para ejercer un control sobre ellas y castigarlas por transgredir las normas sociales.
En un informe difundido este jueves el organismo expuso las historias de 46 trabajadoras sexuales cisgénero y transgénero dominicanas, muchas de las cuales denunciaron haber sido violadas y torturadas por agentes uniformados.
«La criminalización de las trabajadoras sexuales, combinada con el profundo machismo, alimenta las detenciones arbitrarias a manos de la Policía y permite que estas graves violaciones de derechos humanos se cometan impunemente», expresó Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de AI.
Agregó que “la violencia de género es epidémica en todo América Latina y el Caribe, y las trabajadoras sexuales corren especial riesgo de sufrirla a manos de agentes tanto estatales como no estatales”, ha manifestado Amnistía Internacional.
“Los escalofriantes testimonios que Amnistía Internacional ha recopilado en República Dominicana revelan que la Policía toma como blanco a las mujeres que venden sexo y les inflige abusos sexuales y humillación con el propósito de castigarlas y discriminarlas. En virtud del derecho internacional, ese trato puede constituir tortura y otros malos tratos por motivos de género”, declaró.
Dijo que AI entrevistó a varias mujeres que describieron cómo habían sido violadas por policías armados y uniformados «en plena noche, en esquinas oscuras, y a menudo en la parte trasera de vehículos policiales».
El informe expone también con detalle cómo las trabajadoras sexuales que viven con identidades de discriminación múltiple —como las mujeres transgénero— sufren una exclusión aún más pronunciada y corren mayor riesgo de sufrir tortura a manos del Estado y de personas particulares.
Las transgénero contaron que los policías las llamaban “maricones” y “diablos” (o “maricones del diablo”), y dijeron que creían que las veían como “extraterrestres” o “animales”.
Algunas denunciaron que la Policía les había quemado sus pelucas o las había obligado a limpiar celdas cubiertas de excrementos.
«La impunidad por la tortura sexual es lo normal. República Dominicana no recopila datos que ayudarían a determinar el alcance y la gravedad del problema de la tortura y los malos tratos por motivos de género a manos de la policía, y esa recopilación es un paso fundamental para combatir esa grave violencia y hacer rendir cuentas a quienes la perpetran. Esta impunidad alimenta la normalización de esos delitos por parte de las autoridades, así como, en algunos casos, por parte de las propias víctimas», manifestó Guevara Rosas.
Destacó que «las autoridades rara vez se toman en serio las denuncias de las personas que ejercen trabajo sexual. Una mujer dijo a Amnistía Internacional: Si tú vas al destacamento a levantar una denuncia, lo que te tratan es como puta, no te hacen caso, no te prestan atención”.
Dijo que » a pesar de haber ratificado múltiples instrumentos internacionales de derechos humanos que prohíben la tortura, las autoridades dominicanas no previenen o investigan estos posibles casos de tortura ni tampoco les otorgan reparación, conforme dispone el derecho internacional».
Guevara Rosas solicitó al presidente Danilo Medina que reconozca públicamente y condene el uso de la violación y otras formas de tortura y malos tratos por motivos de género a manos de la policía, y pide a la Procuraduría General de la República que elabore un protocolo para la investigación de posibles casos de este tipo.
«Asimismo, los órganos legislativos dominicanos deben aprobar urgentemente el proyecto de ley que actualmente se está estudiando y que está concebido para abordar las múltiples formas de discriminación, con el fin de garantizar que se realizan cambios estructurales profundos y que se protege a todos los grupos históricamente marginados frente al estigma y la discriminación que alimentan los abusos contra los derechos humanos», indicó.
Explicó que “al aprobar una ley para prevenir la discriminación contra algunas de las mujeres más marginadas del país, República Dominicana podría servir de ejemplo para que el resto del Caribe luche contra el estigma, el machismo y otras causas de violencia extrema contra las mujeres, lo que a su vez ayudaría al país a abordar su epidemia más amplia de violencia de género que, al igual que la violencia contra las trabajadoras sexuales, está arraigada en el machismo y el odio”.