Por Mike Bauman
Los equipos ganadores en la puja por el gran trío de lanzadores agentes libres ilustran la expansión tanto del balance competitivo como de la prosperidad del béisbol.
Los Cachorros, Nacionales y Padres (en ese orden cronológico) adquirieron a los tres mejores pitchers disponibles en el mercado este invierno. No hace mucho tiempo, ninguno de estos tres equipos hubiera sido considerado como candidato. Más bien los favoritos hubieran sido los Yankees, Medias Rojas y — ¿por qué no? — los Yankees o Medias Rojas, otra vez.
Aquí, tenemos a tres clubes en dos situaciones distintas. Los Nacionales son, al menos en términos de su desempeño durante la temporada regular, uno de los equipos de élite en Grandes Ligas. Los Cachorros y los Padres están pasando por lo que parece ser un comprensivo cambio de imagen.
Cuando los Nacionales adquirieron a Max Scherzer, los capitalinos no siguieron el típico camino de la agencia libre, gastando en grande para atender una de sus necesidades. Washington ya contaba con una de las mejores rotaciones del béisbol. Ya habían terminado con el mejor récord de la temporada regular en la Liga Nacional en dos de los últimos tres años.
Los Nacionales no han tenido mucho éxito en la postemporada, pero no necesitaron de mucha ayuda. La adquisición de Scherzer, junto a la promesa de la directiva de Washington de que ninguno de los otros abridores sería canjeado, significó que los Nacionales estaban tomando las medidas necesarias, gastando los recursos necesarios, para alcanzar la grandeza en 2015. Washington contará con una extraordinaria rotación para tratar de lograrlo.
Los Cachorros, por otro lado, vienen de tener cinco campañas perdedoras de manera consecutiva en las que se combinaron para terminar a 125 juegos del primer lugar. Pero hasta este momento todo parece quedar en la categoría de «¿y qué?».
Los Cachorros ya contaban con un impresionante núcleo de jugadores de posición prospectos listos para dar el gran salto. Agregaron a un manager de primera clase en Joe Maddon. Agregaron a un par de útiles y experimentados receptores en el venezolano Miguel Montero y David Ross, y a un pelotero consumado en el jardinero Dexter Fowler. Pero la adquisición de lujo es el as de la rotación, Jon Lester.
Fue la contratación de Lester la que convirtió a los Cachorros de una operación bien prometedora a un club listo para ganar ahora. La División Central de la Liga Nacional luce difícil. Los Cardenales se han convertido en casi fijos de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional. Los Piratas siguen en ascenso y han avanzado a la postemporada en campañas consecutivas, y no piensan detenerse.
Aun así, la presencia de Lester en la parte alta de la rotación hace de los Cachorros un genuino contendiente. Es un cambio grande de estado, expectativa y dirección para la franquicia del norte de Chicago.
Pero nadie le gana a los Padres cuando se trata de un repentino y pronunciado cambio de dirección. El nuevo gerente general A.J. Preller logró renovar los jardines con la adquisición de Matt Kemp, Wil Myers y Justin Upton.
Para los Padres, quienes han batallado en grande para anotar carreras en las últimas campañas, repentinamente existe un gran potencial para producirlas en su trío de jardineros. Y Derek Norris también llegó para darle un levantón ofensivo a la receptoría.
Pero la pieza final de este proyecto de renovación minuciosa durante el receso de temporada llegó en el área de mayor fortaleza de los Padres, el pitcheo. La rotación de San Diego ya contaba con brazos de calidad, pero no tenían a un abridor No. 1.
Presto. James Shields: un pitcher durable y altamente competitivo que beneficiará a los Padres tanto en la loma como en el clubhouse. Shields ha pasado por esto anteriormente en Tampa Bay y Kansas City, dos equipos con un largo historial de mediocridad que llegaron a la Serie Mundial.
La presencia de Shields en el giro que estas dos escuadras dieron no fue una casualidad. Ha sido un sinónimo de confianza y liderazgo. El derecho parece encajar perfectamente en los Padres.
Y entonces, existe un cambio considerable en las expectativas para la Division Oeste de la Liga Nacional en 2015. En recientes campañas, todo tuvo que ver con los Gigantes, armados de buen pitcheo de talento, quienes lo ganaron todo en años pares, y/o los Dodgers, quienes invariablemente estarían llenos de talento.
Ahora, los Padres deben ser tomados en cuenta como legítimos contendientes. Y no solamente incluidos como cortesía. Con la adición de Shields, han llenado un hueco que todo equipo aspirante a contender debe llenar.
La expansión de la base de competencia, más equipos con oportunidades reales, es exactamente lo que los fanáticos de los Padres y Cachorros necesitan. Pero también es sano para el béisbol, el juego en sí.
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