El camino a la antesala del Super Bowl

POR BARRY WILNER

 

NUEVA YORK.– La edición 2007 de los Patriots era una auténtica máquina trituradora. La de esta temporada no tanto.
Los actuales Seahawks no meten el mismo miedo que el equipo que el año pasado ganó el Super Bowl.
Estos Packers no se acercan a los tremendos equipos que dirigió el mítico entrenador Vince Lombardi y los Colts han tenido una temporada de altibajos.
Para los últimos cuatro equipos en carrera en la NFL, Nueva Inglaterra, Seattle, Green Bay e Indianápolis, el camino a la finales de conferencia ha sido largo y sinuoso.
«Ha sido bastante gratificante por el desafío de responder al logro de haber ganado el Super Bowl, comentó el entrenador de los Seahawks, que en octubre parecía acusar los efectos de la resaca del campeonato con su foja de 3-3.
Pero Seattle ganó 10 de los siguientes 11 partidos y su defensa se enderezó una vez que el estelar linebacker Bobby Wagner se recuperó de una lesión en el pie derecho.
«Encaramos la temporada con la idea de que esta era una oportunidad muy singular de demostrar que éramos de capaces de lidiar con todo eso. Es complicado y la historia muestra que es difícil poder volver a esta situación. Estamos donde esperábamos encontrarnos ahora. Eso ya es un logro; es satisfactorio».
Y debería serlo. Hasta que los Seahawks derrotaron a Carolina el pasado sábado, el último campeón defensor del Super Bowl que pudo ganar su siguiente partido de postemporada fue Nueva Inglaterra, hace nueve años.
Tom Brady y los Patriots también andaban a los tumbos al inicio del otoño estadounidense, con foja de 2-2 tras una fea derrota en Kansas City en el emblemático partido del lunes por la noche.
Los tricampeones del Super Bowl no cuajaban y con un grupo de mediocres receptores, con la excepción de Julian Edelman. El estelar tight end Rob Gronkowski lentamente buscaba entrar en ritmo tras las lesiones que le costaron la temporada previa. Se cuestionaba mucho el juego terrestre, la formación a cargo de proteger a Brady y la defensa hizo agua en dos de los cuatro primeros partidos.
En las siguientes 12 semanas, los Patriots sumaron 10 victorias. Entre el 5 de octubre y 23 de noviembre, no bajaron de los 27 puntos y promediaron 39 puntos el enhebrar una racha de siete triunfos.
«No se pueden ignorar cuando se hablan cosas», dijo Brady sobre los comentarios de que los Patriots ya no era un equipo de la elite. «Todos estamos pendientes a la televisión o la Internet, las preguntas que nos hacen, los correos electrónicos que recibimos de la gente que está inquieta. Nadie se murió o algo parecido. Fue solo una derrota, y creo que hemos hecho un muy buen trabajo para dejar esas derrotas en el olvido».
El entrenador de los Patriots Bill Belichick dice que no existe una fórmula mágica para que todo salga a pedir de boca.
«A esta altura es una cuestión de que todos cumplan con su función», dijo. «No creo realmente importante cuántos partidos hemos jugado o las veces que te tocado estar en esta instancia».
Al arrancar con marca de 1-2, Green Bay evidenció fisuras con una ofensiva irregular, debilidad en el bloqueo y cuestionamientos sobre su secundaria. Todo quedó en el olvido cuando los Packers ganaron nueve de 10.
Pero hay una duda que aún no se ha despejado, y que podría ser particularmente negativa el domingo en el CenturyLink Field. ¿Es Green Bay que puede dominar como visitante?
Los Packers solo pueden presumir de una actuación memorable dentro de su marca de 4-4 fuera del Lambeau Field, la paliza 38-17 que le propinaron a Chicago en la cuarta semana. Y lo cierto es que casi todo el mundo se dio festín esta temporada contra los Bears en el Soldier Field.
Su quarterback Aaron Rodgers, seleccionado para el equipo ideal de la temporada, se entusiasma con el reto de jugar en Seattle: «Son tantos aspectos, la clase de equipo que ellos tienen, la afición, el ruido. Hay que absorber todo eso».
Indianápolis se ha inspirado en el que se señale como un equipo de segunda fila en la Conferencia Americana, el de menos jerarquía entre los cuatro que siguen de pie. Por ejemplo, los otros tres equipos cuentan con quarterbacks que previamente han ganado el Super Bowl.
Pero los Colts tienen a Andrew Luck, dueño tal vez del futuro más brillante en esa posición.
Las derrotas de Indy (ante Denver y Filadelfia al inicio de la temporada, palizas contra Pittsburgh, Dallas y los mismos Patriots) fueron más notables que sus victorias, con la aplastante 27-0 sobre Cincinnati como la más destacada. Los Colts lucían vulnerables al llegar enero.
Respondieron con victorias sobre los Bengals y en Denver el pasado domingo.
«Por eso que se juega cada semana», comentó el defensive end Cory Redding. «No queremos ser el mejor equipo de la primera semana y luego borrarse el resto de la temporada. Queremos crecer cada semana. Te tocará sufrir duras derrotas en ese proceso, aprender de las mismas y reaccionar. Eso te demuestra la entereza de este equipo. Te demuestre la clase de corazón que tiene este equipo. Te demuestra la personalidad de este equipo».

Bienvenido Carmona JR

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