El Centro de Coordinación Integrado que gestiona las consecuencias de la dana acaba de elevar a 202 el balance de fallecidos en la Comunidad Valenciana, a los que hay que sumar otros tres fallecidos en Castilla-La Mancha y Andalucía. El último balance, del jueves, hablaba de 155 fallecidos. Mientras, continúan las labores de búsqueda de desaparecidos y rehabilitación de casas, calles e infraestructuras. Desde las ocho de la mañana, 500 militares más se han incorporado a las tareas de búsqueda, junto a los 1.200 militares de la UME desplegados desde casi el primer momento.
La ministra de Defensa ha prometido que se incorporarán “todos los que hagan falta” en función de las necesidades ante una situación que ha calificado de “tragedia horrible”. Mientras, la dana sigue activa y provoca fuertes lluvias de nuevo en la Comunidad Valenciana y el oeste de Andalucía.
Varias zonas de las provincias de Valencia y Castellón, así como el sur de Tarragona, están bajo aviso naranja de la Agencia Estatal de Meteorología, mientras que en Andalucía, el aviso es rojo en las zonas del litoral del Huelva, el Andévalo y el Condado. De hecho, una fuerte tromba de agua ha anegado parte de la capital onubense y zonas de otros municipios cercanos.
El presidente de la Junta, Juanma Moreno, ha pedido a la población que evite salir de casa si no es necesario. Además, hay alerta naranja en Baleares y amarilla en Extremadura y otras zonas de la Comunidad Valenciana y Cataluña. Más de un centenar de carreteras, la mayoría de la red secundaria, continúan afectadas.
El ministro de Transportes, Óscar Puente, ha dicho que espera que la alta velocidad se retome en menos de dos semanas, pero se ha mostrado más pesimista con Cercanías.
Maribel y su marido Juan Elías, ambos de 51 años, han levantado el capó de su Ford azul oscuro y con un par de trapos, una garrafa de agua y una palangana están intentando limpiarlo en La Torre, una pedanía de la ciudad de Valencia. En el asiento de atrás espera su hija de 9 años. El objetivo es difícil. El motor y el resto de piezas están llenas de barro, hojas, trozos de cañas y pequeñas ramas. “Dicen que lo importante es secarlo”, dice Maribel, no muy convencida.
Ella trabaja en el centro comercial de Alfafar, a tres kilómetros hacia el sur de La Torre “El martes nos mandaron la alerta pasadas las ocho de la tarde. Y cuando fuimos a salir estaba todo inundado”, cuenta. “Tendrían que haberlo mandado a las cinco, aunque luego no pasara nada. Vosotros que tenéis fuerza decid que los avisos los llegaron tarde”, pide su marido. Maribel tuvo que quedarse hasta las 3 de la mañana en el trabajo, mirando con sus compañeras el río en el que se había convertido la calle. Cuando por fin pudo salir, comenta, ya había personas asaltando el Carrefour.
En la zona devastada por la dana puede verse a muchas personas que, como Maribel y Juan Elías, tratan de
limpiar sus coches. O de ponerlos en marcha, como hace también en La Torre el dueño de un Mercedes. Gira la llave, aprieta el acelerador, el motor gime, y por el tubo de escape sale un humo blanquecino y gotea agua. Muchos otros están intentando encontrarlos sin éxito. La mayoría tiene serias dudas de que el seguro vaya a ayudarles.
Hay quien se pregunta por qué el martes tanta gente se arriesgó intentando poner a salvo su coche poco antes del desastre, cuando el agua empezaba a anegar, todavía sin violencia, las calles. Una razón, obvia, es que nadie les había avisado de los desbordamientos que ya se habían producido en los cauces altos de los barrancos que más abajo pasan por sus pueblos. Otra, que en Paiporta, Massanassa, La Torre, Sedaví y el resto de poblaciones situadas al sur de Valencia hay pocos ricos, y un coche cuesta dinero.
Para muchos, además, entre ellos trabajadores de las fábricas, polígonos industriales y grandes centros comerciales que caracterizan la zona, los automóviles resultan casi imprescindibles para desplazarse, porque los servicios públicos de transporte no cubren, o lo hacen de forma muy poco operativa, las rutas que necesitan hacer a diario. Encontrar el vehículo, lograr ponerlo en marcha, es una de las cosas necesarias para ir recuperando la normalidad.
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