Por JUAN LÓPEZ
Después de la próxima Semana Santa, del Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección (del 10 al 17 de abril), como parte de la tradición de la cultura cristiana, el pueblo dominicano pasa a reflexionar sobre “la vida, pasión, crucifixión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo”; período en el cual se reducen las principales actividades económicas, sociales y hasta se promueve una “tregua en el activismo político”.
Ahora bien, cuando pasen los días de asuetos de esta Semana Santa (a partir del lunes 18 de abril) y el pueblo vuelva a su cotidianidad y dura realidad, estarán dadas las condiciones para que se abra la compuerta de la pista para la competencia política, se escuchará, por los cuatro rincones del país, la popular expresión del argot hípico: ¡A correr fanáticos!
A partir de lo cual se dará inicio, por adelantado, a la precampaña electoral, aun cuando la Ley de Partidos (No. 33-18) y resoluciones de la Junta Central Electoral (JCE) disponen que, para los comicios municipales, congresuales y presidenciales del 2024, la precampaña empezará el primer domingo de julio del 2023. La realidad socio-política de nuestro país indica que, en este 2022, inmediatamente después de Semana Santa, se desatará el activismo político, característico de la precampaña electoral.
Después de la Semana Santa se avizora el siguiente escenario: el pueblo “pegando el grito al cielo” por los altos precios de los productos de la canasta básica familiar, los funcionarios del gobierno tratando de sofocar la temperatura popular e incrementarán el accionar por la reelección del PRM-Abinader; mientras la oposición reactivará sus esfuerzos para avanzar en sus propósitos de levantar un muro para detener los afanes reeleccionistas y crear las condiciones que le permitan retornar al poder a través de los comicios del 2024.
Es válido precisar que el ajetreo de la anticipada precampaña será para definir los principales candidatos presidenciales, los candidatos congresuales (32 senadores y 190 diputados), más los candidatos que optarán por los cargos de alcaldes, directores, regidores y vocales para los 158 municipios y 235 distritos municipales del país. Es decir, en este 2022, los intereses de los líderes y partidos pondrán la política dominicana ”al rojo vivo”, al margen de la ley y la proclama de la JCE.
Entonces, veremos que los actos gubernamentales serán convertidos en verdaderos mítines promoviendo la reelección del presidente Abinader, a dirigentes del PRM tratando de modificar la Constitución que permita rebajar el 50+1 a un 45 % para ganar en la primera vuelta y sonsacando pequeños partidos, alcaldes, diputados, regidores y dirigentes de los partidos de oposición, buscando ganar las elecciones sin acudir a una segunda vuelta.
Por el contrario, en la oposición se formarán dos bloques de aliados, uno alrededor del PLD y el otro con la FP. Ambos bloques gestionarán convertirse en la mayoría oposicionista y en polarización con el bloque PRM-aliados.
En esos propósitos, los peledeistas pretenden seleccionar su candidato presidencial en octubre de este año, lo cual agudizará la competencia (ojalá no caiga en ácidos enfrentamientos) entre sus actuales aspirantes, fundamentalmente, Margarita Cedeño, Abel Martínez y Dominguez Brito, sin que se produzca otra crisis que amenace la unidad del partido. ¡Es su principal objetivo y tabla de salvación política!
Por su lado, el expresidente Leonel Fernández gestionará la formación del bloque FP-aliados para tratar de ser la principal competencia contra el reeleccionismo del PRM-Abinader. En ese propósito aventaja un poco al PLD porque, sin lugar a dudas, desde ya es el candidato de ese bloque sin tener que enfrentar a otros compañeros de partido.
Todo cuanto antecede, es lo que nos permite vislumbrar el horizonte del agitado quehacer político dominicano, cuyos principales indicadores proyectan que en este año 2022 se materializará una verdadera y agitada precampaña electoral, al margen de los plazos de ley y que, después de la próxima Semana Santa, se calentará la pista política al tenor del popular grito ¡A correr fanáticos!
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