Una biopsia para diagnosticar precozmente el párkinson

Apenas dos milímetros de glándula submandibular, situada en la parte posterior de la boca, bastan para detectar el párkinson de forma precoz en pacientes que aún están en estadios asintomáticos. Médicos del hospital Clínic de Barcelona han demostrado que la biopsia de este tejido en personas con trastorno del sueño (una dolencia que suele anteceder al desarrollo del párkinson) permite detectar la proteína alfa-sinucleína, presente de forma anormal en las neuronas de pacientes aquejados de la enfermedad degenerativa.

Aunque su estudio se limitó a estudiar personas con trastorno de la conducta del sueño en fase REM (los pacientes tienen pesadillas en las que son atacados y perseguidos y las expresan con gritos, llanto, golpes y patadas mientras duermen), los investigadores del Clínic han abierto la puerta a la detección precoz del párkinson a partir de síntomas o dolencias vinculadas al desarrollo de la enfermedad. «La mayoría de las personas que padecen trastorno del sueño acaban sufriendo párkinson porque tienen anomalías que también se encuentran en esta enfermedad. Nosotros seleccionamos a estos pacientes por su vinculación con la dolencia, pero esto también se podría llegar a aplicar a otra población de riesgo como pueden ser sujetos con pérdida de olfato, estreñimiento y otros síntomas asociados», apunta el coordinador de la investigación, el doctor Eduard Tolosa.

En el momento inicial del párkinson, los errores diagnósticos son del 40%. Poder detectar la sinucleína en tejidos periféricos será de gran utilidad en casos de diagnósticos inciertos», apunta el doctor Tolosa

Los facultativos realizaron biopsias a 21 pacientes con trastornos del sueño, a 24 con párkinson y a 26 personas sanas. Los resultados de estos exámenes revelaron que el 90% de los enfermos con trastornos del sueño y el 70% de los pacientes con párkinson tienen la proteína alfa-sinucleína en la glándula submandibular. En cambio, en las personas sanas no se detectó ni rastro de la biomolécula. «Los resultados demuestran que la biopsia sirve como prueba definitiva para diagnosticar la enfermedad en personas en las que todavía no se manifiesta», señala el doctor Alex Iranzo, neurólogo de la unidad de Trastornos del Sueño del Clínic. Una de cada 100 personas mayores de 60 años desarrolla la enfermedad.

El hallazgo de los investigadores del Clínic, que ha sido publicado en la revista científica The Lancet Neurology, arroja luz sobre el diagnóstico, en ocasiones complicado, del párkinson. «En el momento inicial de la enfermedad, los errores diagnósticos son del 30% o el 40% porque la detección se basa en aspectos clínicos muy subjetivos. El poder determinar que hay sinucleína en tejidos periféricos será de gran utilidad en casos de diagnósticos inciertos», argumenta Tolosa.

Los expertos aseguran que está investigación dará paso a muchos ensayos clínicos en los que participarán pacientes asintomáticos. «Los pacientes que tengan esta proteína podrán participar en ensayos clínicos para bloquear la sinucleína», apunta el coordinador del estudio. Según el investigador, la comunidad científica ha abierto una nueva línea estratégica de «vacunas anti-sinucleína» para evitar la propagación de la proteína. «Si los resultados de estos estudios que se están haciendo son positivos, podríamos dar a estos pacientes la vacuna para bloquear la proteína y frenar el desarrollo de la enfermedad», augura Tolosa.

Al igual que el alzhéimer, el párkinson surge 15 o 20 años antes de que empiecen a manifestarte sus síntomas (temblores y problemas de coordinación del movimiento y del equilibrio), pero se desconoce su origen. El estudio también aporta herramientas a la investigación básica para estudiar la evolución natural de la enfermedad. «Tenemos tejido de sujetos con prepárkinson, un material que los investigadores básicos pueden utilizar para estudiar las causas de la enfermedad», apunta Tolosa.

«Hay que mejorar la capacidad de diagnosticar antes»

El doctor Jaume Kulisevsky, director de la Unidad de Parkinson del servicio de Neurología del Hospital de Sant Pau de Barcelona, valora como «un paso importante» el hallazgo de sus colegas del Clínic pero reconoce que todavía queda mucho trabajo por hacer con una enfermedad que afecta a 150.000 personas en España. «Hay que mejorar la capacidad de diagnosticar antes el párkinson», admite el facultativo, un referente internacional en enfermedades degenerativas.

El médico, que ha publicado más de 200 artículos científicos, insiste en que la investigación en párkinson «está muy avanzada» pero el gran hándicap sigue siendo que se desconocen las causas de la dolencia. «Probablemente no haya una sola causa última de la enfermedad», advierte. Según el experto, que también es director de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), las líneas de investigación en alza abordan varios aspectos del párkinson. Por un lado, los investigadores siguen estudiando fármacos con los que tratar los síntomas y técnicas para identificar trastornos que antes no se vinculaban a la enfermedad (trastornos del sueño, depresión o pérdida de olfato). «Se está investigando también la genética de la dolencia y trastornos cognitivos que antes no se reconocían en la enfermedad», apostilla.

Kulisevsky no aprecia un aumento de la incidencia de la enfermedad y vincula el incremento de casos al envejecimiento de la población. El médico asegura que hay hábitos como el ejercicio físico regular o la ingesta de vitaminas y antioxidantes que previenen la dolencia. «El consumo de agua de pozo, en cambio, da más predisposición, seguramente por los insecticidas que hay en el agua y que dañan las mitocondrias». Como anécdota, el facultativo apunta que el tabaco y el café, hábitos perjudiciales para un sinfín de patologías, «deben tener algún elemento de protección porque rebaja la predisposición».

 

Redacción

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