Suárez sigue viviendo pesadilla en el Barça

 

Por Jordi Blanco

BARCELONA — El triplete de Messi en Riazor apartó del plano la preocupación, evidente, que se respira en el Camp Nou con Luis Suárez. Pero no evitó que el rendimiento del delantero uruguayo siga siendo puesto en cuestión, recordando que solo ha marcado dos goles en 11 partidos de Liga y que en La Coruña, este domingo, volvió a fallar dos ocasiones francas.

Suárez apoya, combina, abre espacios, pelea y su integración en el fútbol del Barça se intuye mayor a cada día que pasa… Pero su capacidad realizadora, su olfato goleador, sigue bajo mínimos y provoca que entre el barcelonismo se haya instalado la duda respecto al acierto de su fichaje y al pago de 85 millones de euros, el record en la historia del club, por un goleador que no golea.

En 15 partidos oficiales suma 5 goles pero solamente ha anotado 2 en 11 de Liga, destacando su incapacidad en sus primeros 8, en que no marcó y fue una de las razones de la crisis en la que cayó el equipo de Luis Enrique, tocado en un traspaso de año que recordó a los peores momentos del Barça en los últimos años.

El discurso optimista recuerda que sus inicios en el Liverpool no fueron mucho mejores. Con los Reds marcó 6 goles en sus primeras 15 apariciones, 4 en 11 choques de Premier allá por la temporada 2010-11 para empezar a soltarse al curso siguiente, cuando su conocimiento del fútbol británico fue mayor y le acabó por catapultar a la excelencia.

Pero en Barcelona, en el Barça, la situación se adivina distinta. En Anfield Suárez era algo más que el ‘9’, el goleador. Allí era considerado el crack del equipo sin discusión y todo el fútbol ofensivo se cifraba en su búsqueda, en su lucimiento. Y cada vez que Luis entraba en contacto con el balón se intuía el peligro para la meta contraria porque se antojaba impensable que pudiera girar sus ojos en busca de un compañero.

En el Camp Nou, de azulgrana, la situación es distinta diametralmente. Suárez, el tipo que logró la Bota de Oro con 31 goles con el Liverpool, se sumaba a un equipo en el que el pasado curso el peor Messi de los últimos años había anotado 46 y Neymar, en su estreno europeo, 15. Luis Enrique se encontró con un equipo planteado desde el ataque, en el que el peso mediático y deportivo de sus delanteros condenaba la esencia misma del mejor Barcelona, aquel que hizo del rondo su razón de ser y que tuvo en el ’10’, la estrella indiscutible, a la guinda del pastel.

Apartado del escenario ese fútbol, el entrenador asturiano ha ocupado los primeros cinco meses de la temporada en adaptar ese nuevo Barça y desde que a finales de octubre apareció en el plano Suárez en conseguir que sus tres cracks por antonomasia, la tripleta de oro, estuviera al nivel de la exigencia. Y no está resultando nada fácil a la vista de los números, fríos, que ofrece el uruguayo.

Futbolista de raza, imparable con espacios, rápido en el desborde y con un instinto asesino providencial, el encaje de Luis Suárez en el Barça se contempla todavía en proceso cuando la temporada se encamina a sus momentos culminantes. Sigue entendiéndose contranatura verle en el área buscando más la combinación que el remate y se observa con preocupación cómo su figura no recuerda a aquel killer del Liverpool.

En Barcelona siguen esperando al mejor Suárez con una paciencia infinita. Destacando más su trabajo y papel secundario que sus pobres números, este resurgir mayúsculo del equipo tras la tormenta de principio de año mantiene su nombre en segundo plano. Pero es una evidencia que si los resultados no acompañan, tarde o temprano estará en la diana.

 

Bienvenido Carmona JR

Agregar comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.