Por LEONEL CONCHA JUNIOR
El periodista Johnny Arrendel prácticamente se arrodilló para pedir perdón, incluso súplica clemencia, a los periodistas que denunció como supuestos asalariados de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, cariñosamente USAID.
Las informaciones filtradas por Arrendel con los presuntos involucrados, todos reconocidos comunicadores y periodistas dominicanos de larga data, causaron un tsunami mediático. Los afectados anunciaron sometimientos y la apertura de procesos judiciales contra el periodista Arrendel, que se ignora si vive en la República Dominicana o fuera de ella.
Atribuyeron la campaña a involucrados en presuntos actos de corrupción miembros del opositor Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
En su retractación pública, Johnny pide disculpas. «Mi grave error fue producto, en gran parte, de la efervescencia nacionalista derivada del momento político», señala en el mea culpa.
Lo de Johnny Arrendel es toda una lección que recuerda el dicho «Quién no investiga no tiene derecho a la palabra», y del mal uso que se verifica en nuestras anárquicas redes sociales.
De todos modos es aconsejable un buen pronunciamiento de la USAID para despejar dudas y limpiar reputaciones, por aquello de que cuando se vacía y se lanza un saco de plumas, por más que recojas, es imposible cogerlas todas, por lo menos una sigue rodando.
Agregar comentario