Berlín .-Rebeldes separatistas enviaron más armas y combatientes el miércoles a un nuevo punto de enfrentamientos en el este de Ucrania, horas antes que diplomáticos rusos y ucranianos se pusieran de acuerdo sobre una línea divisoria donde las dos partes deben retirar sus armas pesadas.
El ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, quien acogió la reunión de sus contrapartes de Rusia, Ucrania y Francia, dijo que las cuatro partes habían acordado que la línea de demarcación definida en el acuerdo de Minsk el año pasado debe ser la base de la retirada. Según el plan, Ucrania y los separatistas pro rusos retirarían sus armas pesadas a 15 kilómetros (9 millas) de la línea, aunque no hubo acuerdo sobre la retirada de todos los hombres.
«Hoy finalmente hemos acordado que la línea de demarcación mencionada en el acuerdo de Minsk es donde debe ocurrir la retirada de las armas pesadas», dijo el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, a los reporteros tras la reunión en Berlín.
Steinmeier dijo que el acuerdo había sido «una labor difícil» y que las conversaciones, que siguieron a una ronda poco fructífera de plática las semana pasada, pusieron «a prueba la paciencia de todos los interesados». Las partes también acordaron que el grupo de contacto de Ucrania, Rusia y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa debían reunirse lo antes posible con el fin de establecer el marco de una reunión de alto nivel en la capital de Kazajstán, Astaná, dirigida a llegar a un acuerdo a largo plazo.
Por separado, el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, dijo que el «fuerte apoyo» a la retirada fue el principal resultado de la reunión. Agregó que los ministros no discutieron las sanciones que Occidente ha impuesto a Rusia por la crisis en Ucrania, y dijo: «Las sanciones no son nuestro problema, es el problema de los que las implementaron y ahora no saben cómo salirse de la situación…».
Previamente el miércoles, Lavrov pidió medidas para contener la situación, pero no dijo nada de que los rebeldes cederían territorio que adquirieron en violación al acuerdo de paz de septiembre en Minsk, Bielorrusia. Ucrania sostiene que las fuerzas separatistas respaldadas por Moscú infringieron la línea del frente acordada por ambas partes en 500 kilómetros cuadrados (190 millas cuadradas).
Una nuevo avance de los separatistas se desarrolla en una zona al noroeste de Luhansk, la segunda mayor ciudad en poder de los rebeldes. Los combates se centraron en dos puntos de control a lo largo de una carretera estratégica.
El ministro de Defensa de Ucrania dijo que una de esas posiciones, el Punto de Control 31, había sido abandonada, pero que se desarrollaban operaciones para retomarlo.
Un reportero de The Associated Press vio nueve obuses autopropulsados Gvozdika y seis cañones antitanque cerca de la localidad de Perevalsk a eso del mediodía. Un rebelde que iba con el convoy y quien declinó identificarse, dijo que el armamento iba en dirección al Punto de Control 31.
En la misma carretera, la AP observó cuatro plataformas Grad de lanzacohetes múltiples acompañadas de cuatro camiones con munición y 15 tanques de aspecto nuevo, que también se dirigían al Punto de Control 31.
Por su parte, el presidente ucraniano Petro Poroshenko, quien volvió al país luego de hablar ante el Foro Económico de Davos, Suiza, pidió con vehemencia a Rusia retirar sus fuerzas del este de Ucrania y sellar la frontera para impedir el flujo de armas y tropas.
El presidente denunció que 9.000 soldados rusos ocupan el 7% del territorio de su país. Poroshenko presentó una placa metálica del chasis de un autobús acribillado a balazos como evidencia del fuego de artillería rusa lanzado la semana pasada en territorio de Ucrania.
El líder ucraniano dijo que la chapa metálica amarilla era de Volnovaja, la ciudad donde murieron 13 personas cuando un autobús fue cañoneado, y que era «un símbolo del ataque terrorista contra mi país» y evidencia de la participación rusa en el conflicto.
De visita en Kiev, el jefe del Ejército de Estados Unidos en Europa, general Ben Hodges, dijo que la cantidad de equipamiento ruso entregado a los rebeldes se ha duplicado desde que se firmó el acuerdo de cese al fuego en septiembre.
Los combates en el este de Ucrania han dejado más de 4.700 personas desde abril.
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