El presidente del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) declaró este miércoles que los cacerolazos, la jornada de protestas de los jóvenes que se han extendido por todo el país y el exterior, y la unidad que muestran los partidos de oposición, son señales claras de que “el pueblo sacará al partido gobernante del poder”.
Quique Antún dijo que esas expresiones de protestas envían un mensaje clarísimo de que la sociedad quiere un cambio para acabar con la impunidad, corrupción, inseguridad ciudadana, desempleo, pobreza y la deficiencia en los servicios de energía eléctrica, salud y agua potable, así como con la política migratoria del Gobierno que ha llevado el país a la haitianización”.
“Hay un gran malestar e indignación en el pueblo, que ya está cansado de ver tantas injusticias y abuso que se cometen a diario en contra de los ciudadanos”, agregó.
Resaltó que esas protestas se han extendido por todo el territorio nacional y el exterior, principalmente en ciudades de Estados Unidos, Canadá y Europa, donde está concentrada gran parte de la diáspora dominicana.
Afirmó que el cambio que se avecina no lo despinta nadie, “porque cuando un pueblo dice ya, que no aguanta más, que está harto, es porque definitivamente está decidido a sacar del poder a quienes lo han defraudado”.
“Ese cambio que anhela la población lo vamos a lograr en las próximas elecciones con el voto masivo de los jóvenes, mujeres, campesinos, obreros, profesionales, chiriperos, los ninis (personas que ni estudian ni trabajan), comerciantes y toda la población en sentido general que quiere un nuevo destino para el país que garantice a las presentes y futuras generaciones un mejor porvenir”, resaltó.
El líder reformista, entrevistado en la sede del PRSC, insistió que esos cacerolazos que se han extendido por todo el territorio nacional “es una demostración de que los que están gobernando el país se van del poder”.
La nación dominicana –apuntó- requiere de una refundación y para iniciar ese proceso hay que sacar definitivamente del poder a los que han decepcionado al pueblo.