El MotínPor M.Novas
En su persona son latentes las cicatrices de una vida marcada por la extrema pobreza. En sus movimientos se percibe al desastrado social, al pobre entre los pobres.
Con 61 años, Simón chiripea en las calles de Santo Domingo, en lo que encuentre, en todo lo que le permita ganarse un bocado y llevar algo a su mujer y a un hijo en el barrio La paz.
“Vivo de lo que me den, el que me quiera ayudar o tirarme lo que sea, se lo agradezco”, expresa, mientras hurga entre desechos y basuras en una acera de la avenida México del sector La Esperilla.
De poco hablar, hay que esforzarse para escucharlo, Simón es otro dominicano que engrosa el ejército de olvidados en medio de la cuarentena impuesta por la pandemia del Coronavirus.
“Nadie del gobierno se me ha acercado, ni a mi mujer, tampoco me han llamado ni estamos en ninguna lista; como de lo que la gente me da, de cualquier ayuda o una chiripa que encuentro”, relata.
“Me la busco por este sector, ando siempre por aquí…los vecinos siempre me tiran algo”, agrega.
¿Crees que se debe extender la cuarentena?
—No sé, yo tengo que buscarme la vida, no puedo esperar a que me den nada que nunca llega.
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