Por Emiliano Reyes Espejo
Aunque existen quienes se oponen a la iniciativa oficial que propicia crear en Neyba una extensión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) sus señalamientos, -según nuestro parecer-, no han sido bien sopesados ni son los más acertados.
La instalación de una sede universitaria en la ciudad de Neyba, en el Sur Profundo, es una impronta del gobierno del presidente Luis Abinader que, aunque resalte un perfil político, no deja de ser de gran impacto y una necesidad para el desarrollo de esta preterida región del país.
Pero más que una extensión universitaria, en Neyba se necesita con urgencia una universidad agraria y pecuaria. O sea, que se impone un giro positivo al plan inicial de la Presidencia de la República y de las autoridades de la universidad estatal.
Más que oponerse a tan oportuno, atinado y ambicioso proyecto, sería bueno que los contradictores de este se aboquen mejor a sugerir ideas e iniciativas que coadyuven a abonar alternativas que, a su vez, contribuyan al desarrollo de los dominicanos que pueblan esta zona.
Esbozar que no es necesario este centro académico en Neyba puede ser un desatino, un dislate no bien pensado. Parten del criterio de que esta iniciativa ha sido ya superada por los adelantos tecnológicos. Plantean, por ejemplo, que la tecnología permitiría formar profesionales a distancia, sin que sea necesario realizar una inversión millonaria en la construcción de infraestructura académica en aquel remoto lugar.
Soslayan éstos -muy lamentablemente- que se trata de una zona cercana a la frontera, la cual necesita de un desarrollo integral urgente que incluiría nuevas y modernas edificaciones, las cuales permitan proyectar e inculcar ideales de progreso, sostenibilidad y amor propio entre la gente de esta región. Se requiere de manera urgente, por tanto, “insuflar autoestima y orgullo” a sus habitantes.
Construir muralla humana
Se trata de blindar de manera inteligente a La Hoya de Enriquillo, “una llanura que se extiende desde el sureste de Haití al suroeste de la República Dominicana”, así como a sus zonas montañosas amenazadas por una paulatina penetración humana, cultural y socioeconómica haitiana.
Más que construir un muro físico, hay que edificar en esta zona “una muralla de talentos y de ciudadanos auténticamente dominicanos” que se conviertan en una barrera humana, una barricada que esté dotada, además del amor propio del dominicano, de un robusto patriotismo que sirva con un tono natural para contener el avance de costumbres y culturas extrañas a nuestra idiosincrasia.
Es necesario –a fin de apuntalar lo antes dicho- resaltar la cantidad y la calidad de los talentos que produce la zona pese a lo deprimida que económica y socialmente se encuentra. Son trascendentes las aportaciones que en los campos profesionales, culturales, deportes, música y otras disciplinas que genera esta parte olvidada del país. La mayoría de estos talentos se han visto en la necesidad de emigrar a otras regiones y países en busca de oportunidades que no logran en sus entornos.
La región ha aportado, por ejemplo, los Premios Nacional de Literatura y de Periodismo (Manuel Matos Moquete y Osvaldo Santana). También, destacados compositores (Cheo Zorrilla, Fernando Arias) intérpretes, deportistas, etc. para solo citar los que han salido de Tamayo, uno de los principales municipios de la provincia Bahoruco.
Todo apunta hacia una universidad agraria
Todo lo anteriormente dicho justifica la creación de un centro académico en la provincia Bahoruco, específicamente en Neyba. Pero según mi criterio, no debe ser una extensión universitaria clásica como la anunciada por el presidente Luis Abinader, el rector de la UASD, doctor Editrudis Beltrán Crisóstomo y funcionarios locales.
Nos parece, y espero no estar equivocado, que con esta academia llega la oportunidad de instalar allí la Universidad Agraria y Pecuaria (UAP) que, aunque sea extensión de la UASD, se especialice en formar agrónomos, veterinarios, técnicos pecuarios y agroforestales que servirán de soporte al impulso para el desarrollo agrario y pecuario de la región.
Una región rica, pero “pobre de solemnidad”
Hablamos de una región de tierra fértil y rica en la producción de alimentos, aunque paradójicamente concentra la mayor cantidad de familias sumidas en la pobreza. En la provincia Bahoruco se producen los plátanos más apetecidos del país, los cuales se conocen como “plátanos barahoneros”.
Pero también se produce caña de azúcar, uva, coco, guineo, mango, aguacate, café, cacao y frutas como la lechosa, guanábana, níspero, guayaba, jagua y cereza, o sea, se trata de tierras bendecidas que han mostrado una excelente productividad a través del tiempo, aunque han estado “huérfanas de asistencia técnica y tecnológica”.
Allí podrían generarse estudios para el aprovechamiento de la tierra del Salado de Neyba, incorporando esos terrenos -actualmente improductivos- al cultivo de plantas como la Pitahaya, sábila y especies similares.
La zona se presta además para el fomento de la producción apícola (mieles de abeja) avícola y piscícola, bovina y porcina. ¿Dónde está la virtud de todo esto? En que los niveles de producción y productividad de la región se pueden hasta duplicar si se utilizan técnicas y tecnologías modernas que llegarían a través de la inversión y la formación académica.
Crear plazas para académicos agrícolas
La academia agraria y pecuaria de Neyba serviría además para crear plazas de empleos para atraer a la zona, específicamente, a expertos agropecuarios de allí y de todo el país, algunos incluso ya retirados, los cuales podrían servir como docentes.
La UASD de Barahona podrá seguir ejerciendo un importante rol en la formación de profesionales tradicionales, mientras que la Extensión de Neyba se especialice en la capacitación de los especialistas agropecuarios que demanda la región en las actuales circunstancias.
Razones para una UAP
Existen, por tanto, innumerables razones que justifican la creación de la Universidad Agraria y Pecuaria en Neyba, como son:
1) Formar a los profesionales agropecuarios que demanda el desarrollo de esta empobrecida zona del Sur Profundo.
2) Desarrollar un vasto plan estratégico que vincule de manera integral la región con la nueva academia para que, más que duplicar la producción agrícola y pecuaria, esta llegue a niveles óptimos en cantidad y calidad.
3) Garantizar que los planes de desarrollo turístico que se proyectan en el litoral de Barahona y Pedernales cuenten en sus futuras demandas de productos agrícolas y pecuarios que se producirían en la zona.
4) El Estado construye la Presa de Monte Grande, la cual además de agua potable, permitirá incorporar no menos de 350 mil tareas para la producción agrícola. Y beneficiaría de manera directa 453 mil 514 personas, según ha proyectado el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI).
5) La necesidad de un centro académico que estudie y plantee soluciones a un potencial aprovechamiento e integración a la producción de las tierras del llamado “Salao de Neyba”.
6) Integrar a la producción agrícola y pecuaria los terrenos de vocación para el cultivo de alimentos que son explotados ahora por una industria azucarera que no parece interesarle hacer genuinos aportes al desarrollo socioeconómico de la zona.
7) Impulsar la producción de uvas y una poderosa industria vinícola.
8) Aprovechar el potencial de producción apícola, piscícola y avícola.
9) Estudiar la explotación del Lago Enriquillo y otros acuíferos para la producción de especies comestibles, así como la preservación de esta reserva natural (Crear como parte de la nueva academia el Instituto de Preservación y Aprovechamiento del Lago Enriquillo).
10) Fomentar el cultivo del pez de agua dulce conocido “Tilapias” para consumo local y para fines de exportación.
11) Propiciar desde esta academia, la UAP, el estudio y formulación de un vasto plan estratégico de producción de alimentos que se use para garantizar el abasto nacional, por un lado, y para suministro al mercado de Haití.
Podríamos hacer innumerables planteamientos que justifican las ventajas de crear una Universidad Agraria y Pecuaria en Neyba, a contrapelo del proyecto actual que sería otra simple extensión de la UASD.
¿Academia para formar más abogados?
La instalación y operación “simple y llana” de una extensión de la UASD en Neyba solo servirá para formar más abogados, psicólogos y otros profesionales liberales que apenas encuentran fuentes de empleos en la zona, donde el principal empleador es el Estado a través de los ayuntamientos y otras agencias.
¿Qué podría ocurrir? Bueno, que esta extensión gradúe una cantidad de profesionales liberales que luego no encuentren empleos en sus respectivas comunidades, ya que se trata de zonas muy pobres donde apenas los cabildos, y una que otra agencia estatal, ofrecen plazas que son ocupadas mayormente por políticos, tengan o no formación profesional.
Ya está hecho el planteamiento, corresponde ahora al presidente Luis Abinader, el nuevo rector de la UASD, doctor Editrudis Beltrán Crisóstomo, al ministro de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCYT) doctor Franklin García Fermín, la senadora Melania Salvador Jiménez y la gobernadora provincial, Juana Mateo, dar al mismo el curso lógico de lugar.
Todavía hay tiempo de sobra para reformular el proyecto de construcción de la extensión de la UASD en Neyba. También para decidir –como la alternativa más certera- la creación de una universidad agraria y pecuaria, la cual, a nuestro juicio, daría lugar a un desarrollo real de la Hoya de Enriquillo o Valle de Neyba, la cual según los expertos, compone “una extensa depresión rellena por aluviones del Cuaternario y bordeada por antiguas terrazas marinas que constituyen verdaderas playas a lo largo del límite meridional de la Sierra de Neyba y septentrional de la Sierra de Bahoruco”.
Piénsenlo, “denle caco” a esta sugerencia Señores. Creo, y deseo que lo conozcan ustedes y el país, con toda la humanidad y el respeto del mundo, que se trata de una oportunidad para casarse con la gloria, lo cual los sureños agradeceremos por siempre.
*El autor es periodista.
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