Dos atacantes suicidas detonaron sus explosivos en una mezquita y una panadería de un barrio chiíta en la capital libanesa.
Líbano ha declarado un día de luto oficial por los ataques que dejaron al menos 41 víctimas mortales y 200 heridos, tras la explosión el jueves de dos bombas suicidas en su capital, Beirut.
Fueron los atentados más mortíferos en Líbano en 25 años, desde el final de la guerra civil, en 1990.
El autodenominado grupo Estado Islámico (EI) se atribuyó la autoría de los ataques, que tuvieron lugar en Burj al-Barajneh, un área mayoritamente chiíta y bastión del grupo islámico libanés Hezbolá, el cual está luchando contra EI en la vecina Siria.
El Ejército libanés dijo que dos hombres con bombas suicidas perpetraron el atentado.
El primero de ellos detonó su chaleco explosivo frente a una mezquita chiíta y el segundo de ellos se inmoló dentro de una panadería cercana.
El cuerpo de un tercer hombre que no llegó a detonar sus explosivos fue encontrado en la escena de la segunda explosión.
«Ataque satánico»
Hospitales del país hicieron un llamamiento para que la gente done sangre.
Un comunicado de EI aseguró que «sus soldados del califato detonaron los explosivos, que habían escondido en una moto». Identificaron a los tres atacantes como dos palestinos y un sirio.
Hezbolá acusó al grupo yihadista de atacar a civiles inocentes. «Fue un ataque terrorista satánico», declararon fuentes de Hezbolá a la agencia noticiosa Associated Press.
El grupo chiíta libanés advirtió que realizaría una «larga guerra» contra sus enemigos, según reportó la agencia de noticias Reuters.
El analista de asuntos árabes de BBC, Sebastian Usher, dijo que «no sorprende que EI se atribuyera los ataques, pero la ferocidad de éstos volverá a despertar el fantasma de la guerra civil del país, que duró 15 años».
El Primer Ministro libanés, Tammam Salam, hizo una llamada a la unidad frente a los conflictos y definió el ataque como «injustificable».
Por su parte, Estados Unidos emitió un comunicado y condenó los «horribles ataques terroristas».
Las autoridades de Washington aseguraron que estos ataques «sólo servirán para reforzar nuestro compromiso para apoyar a las instituciones del Estado libanés, incluidos los servicios de seguridad, para asegurar un Líbano estable, soberano y seguro».
Irán, aliado estratégico de Hezbolá, también condenó los ataques.
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