Por Leonel Concha Junior
Uno va a Madrid, el otro a París. Sus partidas dejan el hueco en sus respectivos espacios de televisión.
Tenían buen público e influencia, claro no con el rating que ellos se creían, pero con llegar hasta donde se toman las decisiones es más que suficiente.
Se marchan con la satisfacción del deber cumplido. Sus comentarios, sus sabias opiniones, sus látigos verbales, su oposición sin ser adversarios, frontal, unas veces similar al “Viet Cong”, llenaron su cometido.
Contribuyeron al cambio que hoy respiramos. Los decretos no se hicieron esperar. Juan Bolívar Díaz, quien dijo adiós al programa Uno + Uno, idea de Ramón Colombo, luego de 36 años de análisis, ha sido designado embajador dominicano en Madrid, España.
Al igual que su fallecido antecesor, ex colega y ex antagonista, César Medina, deberá presentar sus cartas credenciales ante la Corona Española, ante Felipe VI, el hijo del fugado Rey emérito Don Juan Carlos.
¡Cosas de la vida! Juan, maestro del periodismo con un casi revolucionario historial de lucha como hacedor de opinión pública, ocupará la poltrona que una vez veía con ojeriza fuera detentada por el finado Medina. ¡Oh, Dios!
El Premio Nacional de Literatura, Andrés L. Mateo, algo compungido, dijo “hasta luego” a su lugar en el Despertador del noticiero SIN, de Alicia Ortega.
Decimos que dijo “hasta luego” porque él mismo reveló que se mantendrá en contacto con esta plataforma para dar fe y testimonio de sus acciones e iniciativas a favor del país desde la codiciada posición de Embajador Permanente ante la Unesco, con sede en París, la siempre inolvidable Ciudad Luz.
El Ministerio de Cultura se quedó para otro momento, ¡pero la Unesco es un palo!
Ambos se lo ganaron. Se la jugaron por años y décadas como contestatarios del sistema que el peledeísmo hoy vergonzante encarnó. Los extrañaremos!
Y como el que gana es el que goza, sólo resta decirles: Café con leche y que les aproveche!
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