Flota de portaaviones chinos disputa control del mar a los Estados Unidos

Mientras Estados Unidos se ha lanzado con todo a la búsqueda de esos minerales y tierras raras que China gobierna muy por encima del resto del planeta, incluso con el Pentágono y la mismísima Apple invirtiendo una suma estratosférica, Pekín ha ido sumando y construyendo un pequeño imperio que comienza a poner nervioso a muchas naciones. A Japón y Taiwán se suma quien creía gobernar los mares como nadie: Washington.

Ya lo contamos: entre mayo y junio, los portaviones Liaoning y Shandong realizaron ejercicios combinados en aguas cercanas a Japón, operando más allá de la llamada “primera cadena de islas” y adentrándose en la “segunda cadena”, incluyendo en la ecuación a Guam, un importante enclave militar estadounidense.

Nervios. La presencia de estos dos portaviones en el Pacífico occidental no solo provocó preocupación en Japón, sino que también reveló el nuevo alcance de la armada china, que busca entrenar a sus unidades para operar de forma independiente, lejos de las costas continentales, tanto en tiempos de paz como de guerra.

La capacidad de realizar operaciones aéreas desde buques en mar abierto (incluyendo despegues y aterrizajes de cazas y helicópteros hasta 90 veces al día) proporciona a China una experiencia operacional que, aunque aún incipiente, anticipa un uso futuro de estos activos como instrumentos de proyección de fuerza más allá de sus zonas de influencia inmediatas.

Portaaviones como mensaje. Más allá de su utilidad militar, los portaviones chinos representan un poderoso símbolo de estatus internacional. Para el gobierno de Xi Jinping, la posesión y despliegue de estos buques constituye una afirmación de que China ha dejado atrás las limitaciones de una potencia regional y avanza decididamente hacia la imagen de potencia global.

A pesar de que los tres portaviones chinos actuales (el Liaoning, el Shandong y el aún inactivo Fujian) operan con propulsión convencional y están por debajo tecnológicamente de los once portaviones nucleares de Washington, sus ejercicios se promocionan en medios oficiales como una señal inequívoca del renacimiento marítimo del país.

Y uno más al caer. Además, la posibilidad de que el cuarto portaviones, actualmente en construcción, utilice propulsión nuclear y catapultas electromagnéticas señala una evolución paulatina pero ambiciosa. Plus: la reciente apertura al público del Shandong en Hong Kong, tras completar sus maniobras, refuerza ese enfoque de propaganda nacionalista orientado a reforzar la legitimidad del liderazgo chino a través del poderío militar.

El Motín