Escándalo en la Casa Real británica

Hasta hace bien poco el tercer hijo de la reina Isabel II de Inglaterra había pasado más o menos inadvertido. Tras su boda y posterior divorcio de la mediática Sarah Ferguson, en la década de los años 90, su nombre apenas aparecía en los tabloides británicos, mucho más preocupados por los escándalos de su sobrino pequeño, el príncipe Harry, o por ilustrar a la idílica pareja formada por su otro sobrino, Guillermo, y Kate Middelton.

Sin embargo, hace algo más de un año su nombre se vio envuelto en un turbio escándalo sexual. Parecía imposible que este príncipe de carácter extrovertido y padre de las princesas Eugenia y Beatriz estuviese, presuntamente, involucrado en un caso de abuso de menores en Estados Unidos, según desveló la BBC. Más que nada porque su época de mujeriego parecía muy lejana. No obstante una mujer norteamericana le denunció ante un tribunal de Florida por ser forzada, siempre según su versión, a mantener relaciones sexuales con el duque de York cuando ella era menor de edad dentro de una red de esclavas sexuales liderada por el financiero norteamericano, Jeffrey Epstein.

Según la denunciante, el príncipe Andrés era amigo de Epstein, que ya fue condenado años antes por prostitución de menores. Fue este magnate el que supuestamente obligó a la por entonces menor de edad a mantener relaciones sexuales con varios de sus amigos famosos. Aunque el día que saltó a la luz la noticia, el Palacio de Buckingham y el propio príncipe hicieron un desmentido oficial, la imagen del duque ha quedado seriamente dañada desde entonces. Máxime cuando existe una foto tomada en el año 2001 que muestra a Andrés abrazando por la cintura a la mujer en cuestión.

Aunque la soberana británica ya había vivido con anterioridad otros escándalos entre los miembros de su familia esta polémica le generó bastante nerviosismo y, de nuevo, vio como los cimientos de la monarquía volvían a tambalearse. Tal fue su preocupación que en aquella época Isabel II controlaba todos los movimientos de su hijo. Andrés no daba un paso sin que su madre lo supiera.

El apoyo de Fergie

Pese a que llevan años divorciados, el príncipe y su exmujer mantienen una relación muy buena y estrecha. De hecho, Fergie aseguró en su momento, sin dudar ni un instante de la inocencia de su ya exmarido que “Andrés es un buen hombre. Jamás habría hecho una cosa como esta”, declaró la duquesa de York.

Sin embargo, este no ha sido el único episodio que ha hecho que la imagen pública de Andrés se viera seriamente afectada. Su amistad con Epstein y el uso de su condición de miembro de la familia real inglesa para conseguir lucrarse hicieron que la Cámara de los Comunes le retirara el título de representante especial del Reino Unido, una especie de embajador del país de alto nivel.

Sin ir más lejos, este mismo mes de mayo cuando se celebraban los actos festivos con motivo del 90 cumpleaños de la reina, el duque de York aparecía en la portada del periódico Daily Mail en una información que apuntaba que el príncipe habría recibido cuatro millones de libras, en concepto de comisión, por las gestiones realizadas como mediador entre el régimen dictatorial de Kazajistán y un grupo de inversores europeos. El príncipe Andrés habría usado sus contactos para favorecer dichos negocios.

Este hombre de 56 años, formado en la prestigiosa Armada inglesa y convertido en el pasado en un gran militar, vive ahora sus horas más bajas sin la confianza de su poderosa madre, sin el apoyo del parlamento de su país y con la opinión pública mirándole muy de cerca. Por suerte, tiene una exmujer atípica, que lejos de hundirle le ha mostrado todo su apoyo.

Redacción

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