En un clima electoral cada vez más polarizado, María Elena O’Rourke, una apasionada activista que combina su herencia dominicana con un firme compromiso por la política estadounidense.
Desde su base en la Florida, María Elena ha emprendido una cruzada por todo el país, tocando puertas, organizando eventos y movilizando a comunidades para asegurar el apoyo hacia la vicepresidenta Kamala Harris en las próximas elecciones.
Trabajando de la mano del ex embajador Robin Bernstein, O’Rourke ha consolidado su influencia en el país, para llevar su mensaje a una audiencia diversa en República Dominicana.
Con la mirada puesta en las elecciones, O’Rourke ha organizado una serie de talleres y foros en comunidades de todo el país, enfocándose especialmente en las poblaciones latinoamericanas. “Es crucial que nuestra voz se escuche y que entendamos cómo nuestras decisiones impactan el futuro”, afirma.
Su enfoque ha dado la vuelta por ciudades como Miami, Los Ángeles y Chicago, donde la población latina juega un papel fundamental en el electorado demócrata, así como en Juárez, México, apelando a los ciudadanos norteamericanos allí para que voten con antelación.
María Elena ha utilizado diferentes medios de comunicación para enviar su mensaje, creando espacios donde se discuten las políticas de Harris y cómo estas benefician a las comunidades. “No solo estamos hablando de votar, estamos hablando de construir un futuro donde todos tengamos oportunidades”.
Con cada ciudad que visita, O’Rourke resalta la importancia del voto latino como herramienta de cambio. “El voto es nuestra voz, y cada voz cuenta. Si queremos que nuestras preocupaciones sean escuchadas, debemos levantarnos y hacer que nuestra presencia se sienta en las urnas”, concluye.
María Elena O’Rourke, junto con el respaldo estratégico de Robin Bernstein, no solo es un puente entre USA y RD, sino que se ha convertido en un símbolo de la esperanza de una nueva generación que busca influir en el destino político de Estados Unidos.
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