El Renacido y otros 5 de los rodajes más difíciles de Hollywood

«El dolor es temporal, una película es para siempre», dijo el realizador mexicano Alejandro González Iñárritu al recibir el Globo de Oro a Mejor Película por su última cinta, El renacido, que suma 12 nominaciones al Oscar. El filme de 156 minutos fue rodado en 12 lugares diferentes y tres países distintos: Canadá, Estados Unidos y Argentina, y significó para el equipo una serie de adversidades que la convierten en una de la películas con rodajes más duros de la historia.

La película se filmó en 80 días, a lo largo de nueve meses. Esto, por la decisión de Iñárritu y el director de fotografía Emmanuel Lubezki de ocupar solamente luz natural. Las inhóspitas locaciones y las extremas condiciones climáticas son solo algunas de las dificultades que debieron sortear. Para el protagonista significó trabajar día tras días soportando abrigos de piel de hasta 50 kilos, escalar montañas y sumergirse en aguas congeladas vistiéndolos. Para interpretar su papel, Leonardo Dicaprio, que es vegetariano, incluso tuvo que comer el hígado crudo de un bisonte.

El infernal rodaje es comparable con otras cintas de Hollywood, que integran la mitológica lista de las películas más difíciles de grabar.

Cleopatra (1963)

La cinta sobre la reina egipcia de Joseph Mankiewicz, con Richard Burton y Elizabeth Taylor, sufrió constantes retrasos por varias razones: dimitió el primer director, Taylor padeció una neumonía y una meningitis que paralizaron las grabaciones durante seis meses, en que los Marco Antonio y Julio César iniciales se despidieron del filme. Cuando volvió al rodaje, la actriz sufrió una intoxicación alimentaria, y su historia de amor con Burton sacudió los cimientos de Hollywood, hasta el Vaticano se expresó escandalizado por el romance entre los dos actores casados. Cleopatra terminó costando más de veinte veces de lo previsto (inicialmente tenía un presupuesto de $2 millones. Terminó con una factura de $44 millones) y demoró cerca de cuatro años en terminarse. El proyecto casi hunde por completo a la 20th Century Fox.

Tiburón (1975)

La película fue una pesadilla para Steven Spielberg. Tiburón se pasó en presupuesto y en tiempo de rodaje. El tiburón mecánico empleado funcionaba mal y no era aterrador, razones que obligaron a Spielberg a insinuar los ataques más que mostrarlos. La unidad encargada de grabar verdaderos tiburones en Australia también tuvo problemas, cuando uno de ellos destrozó una jaula tratando de escapar. Robert Shaw, quien encarna al capitán del barco, estaba siempre borracho, por lo que tuvieron que repetir varias de sus escenas y se creó una enemistad con el actor Richard Dreyfuss que generó un mal ambiente. Por si fuera poco, el barco en el que navegan los protagonistas se fisuró en medio del mar, un susto del que muchos de ellos tardaron en recuperarse.

Apocalypse Now (1979)

La obra maestra de Francis Ford Coppola tuvo un rodaje que duró más de dos años, Coppola se hipotecó para terminarla y confesó que había sido un verdadero infierno. Su película sobre la guerra de Vietnam se rodó mucho antes de que se desarrollaran los efectos especiales computacionales, por lo que el director tuvo que dinamitar un bosque, luego de que pasaran aviones de caza reales para grabar una de las míticas escenas del filme. El accidentado rodaje en Filipinas incluye un tifón que destruyó el set y un ataque al corazón del actor Martin Sheen.

Waterworld (1995)

La película de Kevin Costner tuvo un costo de 175 millones de dólares y su rodaje en Hawai fue un desastre mayúsculo, en que dos huracanes asolaron la costa en la que grababan. Para lograr los planos a mar abierto, tuvieron que mover a diario todo el decorado de la película 500 metros dentro del mar. Las actrices Jeanne Tripplehorn y Tina Majorino estuvieron a punto de ahogarse, uno de los submarinistas sufrió un problema de descompresión y cada día los médicos atendían a cerca de 50 miembros del equipo víctimas de nauseas, resfriados y fiebres.

Titanic (1997)

Para muchos es la obra maestra de James Cameron. La película que ganó 11 premios Oscar tuvo un rodaje titánico. El perfeccionismo de James Cameron causó retrasos en la filmación, y las largas horas de rodaje en una cisterna gigante o sumergidos en el agua provocaron resfriados e infecciones. El divorcio del director por su romance con la actriz Suzy Amis durante el rodaje se convirtió también en parte del anecdotario de la película, que fue por muchos años, la más taquillera de la historia.

Redacción

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