Quizás el caso de la reciente expulsión de las filas del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), de Danilsa Cuevas, alcaldesa del municipio de Polo, provincia Barahona, sea uno de esos que en la historia suelen quedar en la sombra de las explicaciones no satisfechas. No todo está claro, pero, de lo que no cabe duda es que su expulsión, en una acción relámpago que se tomó apenas diez días, sorprendió a todos, entre ellos, a su líder, el senador por Barahona, el licenciado José Del Castillo Saviñón.
El Tribunal Nacional de Disciplina y Ética del PLD, por costumbre, sigue el debido proceso, explícito y muy claro, detallado en su propio reglamento. Esta vez, envuelto en una nebulosa incierta, todavía no se conoce, quién o cuál organismo partidario sometió el 2 de julio de 2023 una denuncia-informe, que tampoco se sabe en qué consiste, y que el tribunal disciplinario acogió como buena y válida.
A Danilsa Cuevas, al igual que a dos alcaldesas más de dicha organización, le aplicaron los estatutos del partido y el Reglamento de Disciplina y Ética del Partido de la Liberación Dominicana sobre “Sanciones a las faltas muy graves”. Al ser expulsada de manera deshonrosa y de por vida de las filas de la organización se deduce que fue acusada de faltas muy graves aunque todavía no se sepa cuáles fueron esas faltas.
Lo cierto es que la alcaldesa de Polo debió de haber inscrito su aspiración a repetir en el cargo en el calendario establecido para hacerlo, pero, no lo hizo, al igual que los concejales que la seguían, y eso, la condenó porque dio aquiescencia a rumores que circulaban de su posible deserción del PLD.
Resulta extraño que, según las palabras del propio senador, a él no se le consultara sobre la especie y que a ella se le sentenciara con pruebas que no le correspondían, y que, “con la prueba de una, sacaron a tres” según dijo en un programa multimedia al tiempo que señaló que esta expulsión fue escrita con letras escarlatas.
Al caso de la alcaldesa de Polo se le puede dar varias lecturas políticas que implican, no sólo a la alcaldesa, sino a otros, porque hay que convenir en que ella no estaba sola en los peregrinos aprestos políticos que, finalmente, motivaron su sanción.
Se entiende que el Comité de Ética tiene una actuación discrecional en el ejercicio de sus funciones, pero, quedarán pendientes y flotando en el aire respuestas a las que obligan preguntas, tales como, qué tienen en común las tres alcaldesas expulsadas para que las encartaran en el mismo expediente acusatorio y las sentenciarán tan acremente en tiempo récord, por qué no se consultó al político de máxima categoría política en la provincia, el senador José Del Castillo, quién y qué organismo de la organización opositora hizo las indagatorias e instrumentó la acusación, y quizás la más importante, por qué la rapidez en emitir esa sanción.
Vivimos en la generación de los edificios de cristal y las respuestas a esas preguntas, específicamente, la última, podrían conducir a develar las razones de una medida disciplinaria relámpago y dura y que, quizás, la alcaldesa de Polo recibió un castigo meta-mensaje por cosas que quedaron inconclusas y que, por alguna razón, naufragaron como barco a la deriva.
El Comité de Disciplina y Ética del PLD no reaccionó a los señalamientos contestatarios del senador y optó por dejar que el agua corriera y se diluyera a medida que pasaran los días, pero, no por ello, se ha diluido el sabor agrio de una sanción que deja un vacío en la militancia del PLD en el municipio del café y los cítricos.
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