Caída de los precios. El precio de los barriles se encuentra por debajo de los 60 dólares y bajando. Como ha explicado el experto en energía Javier Blas, el mercado del petróleo está atravesando una tormenta perfecta: por un lado, la caída de la demanda global como consecuencia directa de la guerra arancelaria, y por otro lado, la respuesta de hace unos días de la OPEP+ de seguir produciendo más, lo que provoca que la oferta siga aumentando. Si esta situación se prolonga, podría evolucionar hacia un auténtico shock de oferta afectando a dos gigantes.
El asunto es más complejo. La OPEP+ decidió aumentar su producción de petróleo a pesar de la caída de los precios debido a los aranceles y las preocupaciones de una desaceleración económica global. La organización buscaba recuperar la cuota de mercado que había perdido debido a los recortes anteriores. Además, la creciente producción de países no miembros y los integrantes incumplidores de las normas para elevar la oferta.
Le va a salir muy caro. En toda esta situación, Arabia Saudí es uno de los gigantes afectados porque en sus recientes proyectos está diversificando su economía con la iniciativa, Vision 2030. En ella está apostando por un modelo económico que se desvincula del petróleo, pero sigue siendo su moneda de cambio para seguir financiando sus megaestructuras, como NEOM.
Como han indicado desde Reuters, la caída de precios amenaza por recortar decenas de miles de millones de dólares estatales, así como ya se está viendo la caída en bolsa de la petrolera estatal, Saudi Aramco. El impacto es mayúsculo, ya que Riad puede verse obligada a aumentar su endeudamiento o a aplazar grandes proyectos de infraestructuras. De hecho, según la misma agencia de noticias, el Fondo Monetario Internacional ha estimado que Arabia Saudí necesita precios superiores a los 90 dólares por barril para cuadrar sus cuentas.
El otro gigante. La caída de los precios se lleva consigo otra gran economía por delante: Rusia. Como ha advertido para Reuters, la gobernadora del Banco Central, Elvira Nabiullina, que la escalada de las guerras arancelarias representa un riesgo claro para Rusia por la caída de los precios del crudo. Según sus palabras, la continuidad del conflicto comercial reduce el comercio global, ralentiza la economía mundial y, en consecuencia, disminuye la demanda de los recursos energéticos rusos. De hecho, con la situación actual de guerra la dependencia de Moscú del petróleo y el gas es clave, pero los datos están mostrando como en marzo cayó un 17% y se prevé que en abril siga descendiendo.
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