Por Marino Ramírez Grullón
Esta pandemia de coronavirus más la crisis económica que acarrea la enfermedad ha originado que desaparezca todo vestigio del mundo del espectáculo.
Cines que no tienen visos de abrir, bares, restaurantes, hoteles, playas en fin todo lo que huele a entretenimiento se ha ido a pique.
Luego de la anunciada quiebra de varios gimnasios se autorizó la apertura de los que quedan pero bajo riesgo a contraer el famoso covid19.
En fin el mundo anda patas arriba con las sociedades amarradas al miedo y la muerte por el mortal virus procedente de Asia.
En el plano local decenas de artistas y personal del espectáculo la están pasando muy mal.
Sólo la ayuda por parte de las autoridades gubernamentales a algunos sectores del arte les tiene sobreponiéndose a la crisis.
Acroarte y su premio Soberano pasaron a la historia con el agravante de que la principal empresa patrocinadora tiene gestores todos extranjeros y con la división interna que existe en el gremio, se corre el riesgo de que dicho galardón tenga problemas de futuro.
La televisión dentro de lo que tiene que ver con el arte también luce floja muchos pierden sus puestos de trabajo debido a la falta de flujo por patrocinio comercial.
Queremos lo mejor para el país y para los artistas criollos tanto aquí con en el exterior pero la realidad es que las cosas están difíciles.
Estamos en ciernes en torno a las famosas vacunas contra el covid, nada concreto sólo promesas.
El miedo se ha apoderado de la gente que cuida sus vidas.
Sólo algunos vándalos andan de calle en calle portándose como si las cosas estuvieran normales.
No creo que el presupuesto público aguante más de este año en cuanto a la inversión y cuido contra la enfermedad.
De hecho hay que obligar a la gente a protegerse porque cada paciente sale caro y la vida está por encima de cualquier planteamiento sobre el comportamiento humano.
Viene un nuevo gobierno con nuevos bríos, nuevas ideas en salud pública veamos cuáles serán sus aportes en ese sentido.
Me temo que las autoridades actuales estén agotadas de bregar con ciudadanos inconscientes y falta de recursos reales para atender a todos los infectados.
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