Desde hace más de 30 años, especialistas sospechaban de la existencia de una nueva enfermedad cardíaca. Se trataba de una alteración casi imperceptible en la actividad eléctrica del corazón que le podía costar la vida a quien la tuviera.
Ahora, un equipo de especialistas de la Sociedad Española de Cardiología determinó que, en efecto, es un trastorno que afecta a personas mayores. Se trata del síndrome de Bayés.
El doctor español Manuel Martínez-Selléz, jefe de la sección de cardiología de la Sociedad Española de Cardiología, veía con preocupación cómo las personas que tenían esta anomalía sufrían infartos cerebrales con más frecuencia, aumentaban el riesgo de demencia y tenían más probabilidad de morir.
El síndrome de Bayés afecta principalmente a los ancianos y puede ocasionar ictus y demencia.
Martínez-Selléz estaba al tanto de los estudios que al respecto y durante décadas hizo el cardiólogo Antonio Bayés de Luna (de allí el nombre) y decidió, de una vez y por todas, determinar de qué se trataba.
Para ello contó con la participación de 80 centenarios y 269 septuagenarios como grupo de control y junto a su equipo demostró que se trata de una situación de prearritmia.
«Ahora sabemos que las personas que sufren este bloqueo interauricular tienen un latido adelantado de las aurículas. Y sabemos que puede desencadenar en arritmia», le dijo a BBC Mundo Martínez-Selléz.
El bloqueo interauricular es un trastorno entre las dos aurículas del corazón.
«Se trata de una enfermedad porque es una alteración del circuito eléctrico del corazón, en este caso del circuito eléctrico de las aurículas, que se asocia a un riesgo demostrado tanto de ictus (accidente cerebrovascular) como de demencia», agrega Martínez-Selléz.
A un costado del corazón
El síndrome de Bayés se puede detectar con un electrocardiograma.
Las personas que tienen esta alteración tienen una facilidad para formar coágulo en la aurícula izquierda del corazón.
«Estos coágulos se pueden desprender y producir, tanto si son pequeños, una demencia vascular, y si son grandes un infarto cerebral o incluso la muerte del paciente», señala el experto.
El hecho de que sea una enfermedad abre las puertas a mejorar el diagnóstico de las afecciones cardíacas que aparecen con la edad.
Como nunca antes en la historia de la humanidad hay tantas personas de tercera edad. Naciones Unidas estima que para el 2050 habrán unas 400 millones de personas por encima de los 80 años, lo que supone un reto para el área de la salud.
Para el equipo de investigación, lo más satisfactorio del estudio es mejorar el diagnóstico de los ancianos que presenten este síntoma.
«Estamos convencidos que los enfermos con esta alteración se beneficiarán de un tratamiento antiarrítmico y anticoagulante que ayudará a prevenir el infarto cerebral y la demencia», explica Martínez-Selléz.
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