La Policía de Australia confirmó este lunes la muerte de tres personas, incluido el secuestrador, y cuatro heridos en la operación para liberar a los rehenes tomados por un supuesto clérigo musulmán en un café de Sídney.
Dos de las víctimas mortales son rehenes, una mujer de 38 años y un varón de 34, y el otro es el secuestrador, Man Haron Monis, un autoproclamado clérigo musulmán de origen iraní, radicalizado y con antecedentes por violencia, que ha protagonizado numerosas protestas en Australia contra la intervención militar en Afganistán.
Los heridos son tres mujeres, una de ellas con herida de bala, y un agente policial, que están siendo atendidos en hospitales de la zona.
Otra mujer de 35 años también fue hospitalizada como medida «preventiva», según la Policía, que no la incluye en la lista de heridos.
Man Haron Monis, también conocido como jeque Haron, entró el lunes por la mañana en el local Lindt Chocolate Cafe, situado en la zona financiera Martin Place, y secuestró a las personas que había en su interior, personal y clientes, durante 17 horas.
Entre sus primeras acciones estuvo obligar a dos personas a que sujetasen una bandera en el cristal de la entrada con un mensaje escrito en árabe que decía: «No hay otro Dios que Alá y Mahoma es su profeta», la «shahada» o declaración de fe musulmana.
La Policía acordonó la zona, evacuó edificios y estableció contacto con el secuestrador.
Los cuerpos de seguridad se decidieron a intervenir después de cerca de 17 horas de secuestro, en la madrugada australiana, y actuaron poco después de que cinco personas lograsen abandonar el establecimiento.
Desde el exterior se vio gran actividad de agentes y se oyeron varias ráfagas de disparos que iluminaron el interior del café y alguna explosión.
Los rehenes comenzaron a salir del café, algunos con las manos levantadas. Según el Canal 7, fueron siete las personas liberadas por los agentes.
Ambulancias con personal sanitario y vehículos de bomberos se situaron en las inmediaciones para atender a los heridos, dos de los cuales necesitaron reanimación cardíaca.
El primer ministro australiano, Tony Abbott, calificó el secuestro de un acto con «motivaciones políticas» y se reunió a lo largo del día dos veces con el Comité de Seguridad Nacional.
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