Colón mintió a la tripulación para evitar un motín y descubrir América

El viaje de Cristóbal Colón hacia lo desconocido en 1492 no solo fue una gesta de navegación, sino también de control psicológico. Durante su primera travesía al Nuevo Mundo, el almirante se enfrentó a una tripulación cada vez más desesperada por llegar a tierra firme. Tras semanas en alta mar, el desánimo crecía y la amenaza de motín flotaba en el ambiente. Fue entonces cuando Colón decidió aplicar una estrategia poco ética pero eficaz: mentir sobre la distancia recorrida.

Para evitar que los marineros se amotinaran o exigieran regresar, Colón recurrió a una doble contabilidad. Anotaba en su cuaderno de bitácora dos cifras distintas: una real y otra reducida. A la tripulación solo le comunicaba la más baja. Así, si en realidad habían navegado 31 leguas en un día, él les decía que apenas habían avanzado 23. El objetivo era darles la sensación de que estaban más cerca de casa de lo que realmente estaban, y que el viaje no estaba siendo tan largo ni tan arriesgado como temían.

La estrategia funcionó. Aunque el cansancio y la incertidumbre seguían presentes a bordo, Colón logró mantener la disciplina y evitar un motín. La tensión alcanzó su punto máximo en octubre, justo antes del avistamiento de tierra. Pero para entonces, el engaño ya había cumplido su cometido: la tripulación, aunque inquieta, no se rebeló.

El miedo al abismo del Atlántico y la astucia de Colón

finales del siglo XV, navegar hacia lo desconocido era un acto de auténtica valentía. Muchos marineros creían en monstruos marinos, en un abismo sin fin al final del océano o incluso en que nunca volverían. Colón, que estaba convencido de que podía llegar a Asia navegando hacia el oeste, sabía que no solo tenía que luchar contra las inclemencias del mar, sino también contra el miedo y la superstición de sus hombres.

Por eso, su doble contabilidad fue más que una artimaña: fue una herramienta de liderazgo. Aunque engañosa, le permitió mantener la calma y llevar a cabo una de las expediciones más influyentes de la historia. Finalmente, el 12 de octubre de 1492, Rodrigo de Triana avistó tierra, marcando el inicio de un nuevo capítulo para Europa y América.

Una mentira que cambió el curso de la historia

Hoy, ese engaño se estudia como una anécdota reveladora del carácter de Colón. Un líder pragmático, capaz de torcer la verdad si con ello garantizaba el éxito de su misión. Una mentira piadosa que, irónicamente, acabó cambiando el rumbo del mundo.

El Motín