Los diamantes son sinónimo de brillo, belleza, elegancia y riqueza en la sociedad actual. Por eso protagonizan la confección de las piezas de joyería más exclusivas. Pero son mucho más que simples piedras preciosas. Además de la resistencia que los caracteriza, podrían ser la solución al calentamiento global.
Un equipo de científicos ha realizado un estudio, publicado este mes en Geophysical Research Letters, en el que proponen lanzar 5 millones de toneladas de polvo de diamante a la estratosfera cada año para enfriar la Tierra. Argumentan que podrían reducir la temperatura en casi 1,6 grados Celsius en 45 años, suficiente para evitar las peores consecuencias del calentamiento del planeta.
El estudio ha combinado modelización climática y medidas de laboratorio para examinar cómo las propiedades ópticas del diamante y otros minerales como calcita (CaCO3) podrían aprovecharse como estrategia de intervención climática para aumentar la reflexión de la radiación solar.
La inyección de aerosoles en la estratosfera (SAI) tiene como objetivo replicar los efectos de las erupciones volcánicas, las cuales han demostrado enfriar temporalmente el clima del planeta. Los investigadores utilizaron un modelo climático de última generación para simular los efectos de la inyección y dispersión de polvo ultrafino (150-300 nanómetros) de distintos materiales en las capas más altas de la atmósfera.
Más seguro y eficaz que el dióxido de azufre
Hasta ahora, el método más contemplado en las estrategias de inyección de aerosoles en la estratosfera ha sido la dispersión de dióxido de azufre (SO2) para aumentar la capa de aerosoles estratosféricos y la reflexión de la radiación solar, consiguiendo de esta manera enfriar la Tierra.
Sin embargo, los investigadores han aseguran que el polvo de diamante es químicamente inactivo y no representa ningún peligro para el medio ambiente en comparación con el óxido de azufre, que puede provocar lluvia ácida y otros efectos. Estas características les hacen más adecuados para cualquier actividad de geoingeniería.
Asimismo, puede ser más eficaz que otros aerosoles. «Los resultados indican que el polvo de diamante podría ser significativamente más efectivo que otros aerosoles propuestos anteriormente para la geoingeniería solar, como los aerosoles de ácido sulfúrico«, señala Sandro Vattioni, investigador en la ETH-Zurich y autor principal del estudio.
La alta reflectividad para la luz solar y la poca reactividad química de los diamantes en condiciones ambientales estratosféricas los convertirían en candidatos ideales para este propósito. «La gran ventaja de estos materiales es que casi no absorben radiación infrarroja y, de esta manera, no calentarían la estratosfera«, señala Gabriel Chiodo, científico del IGEO-UCM-CSIC y coautor del estudio.
«Por lo tanto, no darían lugar a las alteraciones en la circulación estratosférica y otros efectos secundarios (como el aumento de las concentraciones de vapor de agua en la estratosfera) que se esperan con el método más común de geoingeniería, los aerosoles de ácido sulfúrico», añade.
Incertidumbre sobre su viabilidad y alto coste
No obstante, todavía hay mucha incertidumbre sobre su viabilidad práctica, sobre todo en cuanto a evitar que las partículas se adhieran entre sí, lo que reduciría su capacidad de reflexión y aceleraría su sedimentación, disminuyendo así su eficacia en enfriar el clima.
Otro factor que hace a los científicos replantearse la implantación de esta medida es su elevado coste, cercano a los 200 billones de dólares, unas 2.400 veces mayor que la opción de dispersar dióxido de azufre en forma de aerosol.
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