El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha lanzado este viernes una advertencia a Rusia: si entrara en territorio de la OTAN “habría una tercera guerra mundial”. Lo ha dicho en Filadelfia, después de anunciar nuevas sanciones contra los rusos.
El presidente Vladímir Putin ha asegurado que permitirá el ingreso de voluntarios para luchar en la guerra contra Ucrania. Según el Kremlin, hasta 16.000 combatientes de Oriente Próximo están ya dispuestos, muchos procedentes de Siria.
El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, señaló en respuesta a este anuncio: “Vienen a matar a un país extranjero, a una tierra ajena”. La ofensiva rusa sigue en Járkov, donde fue alcanzado un psiquiátrico en el que 330 internos se habían resguardado en un refugio antiaéreo. Kiev denuncia que la planta nuclear de Chernóbil, bajo control ruso, sigue sin suministro eléctrico. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) alertó anoche de que ha perdido toda la comunicación con la planta nuclear.
Los intentos de evacuar Mariupol —donde las condiciones son “apocalípticas, según la Cruz Roja”— han fracasado de nuevo este viernes. Más de 2,5 millones de personas han huido de Ucrania, según Naciones Unidas. El país asegura que 78 niños han muerto hasta ahora en la guerra.
El reactor nuclear experimental del instituto de física de Járkov «permanece intacto» tras el ataque del jueves
El director general del Instituto de Física y Tecnología de Járkov, Mykola Shulga, ha asegurado que el reactor nuclear experimental ubicado en el centro y el material radiactivo utilizado para realizar investigaciones «permanece intacto» tras los ataques del jueves. Las instalaciones del instituto fueron alcanzadas por proyectiles rusos, según denuncia Ucrania, que afectaron al edificio y a varias viviendas cercanas. Shulga ha advertido, sin embargo, que cualquier daño futuro al equipo del instituto podría representar un peligro. «Si hay daño físico, es posible una fuga de combustible nuclear, los elementos radiactivos podrían salir de la zona de seguridad», ha declarado Shulga. «Esto obviamente sería un enorme, enorme problema para el entorno. Lo que sucedería sería comparable a una situación similar en cualquier central nuclear». Aunque las zonas interiores del instituto quedaron intactas, algunas de las paredes exteriores del edificio fueron dañadas por la metralla, igual que las ventanas. Ucrania y sus aliados están preocupados por el riesgo que la invasión de Rusia representa para las instalaciones nucleares en todo el país, incluidas las centrales eléctricas y los centros de investigación. (Reuters)
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