Foto de archivo: Turistas desembarcan de un crucero en el viejo San Juan, en Puerto Rico, el 13 de enero de 2015. La isla ha registrado un descenso del 40% en el número de homicidios desde la cifra récord de 1.164 de hace tres años.

Bajan las tasas de criminalidad en Puerto Rico

San  Juan, Puerto Rico. — La ola de asesinatos que empañó la imagen de Puerto Rico en años recientes parece estar cediendo, según lo refleja un descenso en los homicidios tras la adopción de nuevas medidas para hacer frente al problema y mejorar la seguridad pública.

Esta isla de 3,7 millones de habitantes tuvo 681 homicidios en el 2014, la cifra más baja en casi 15 años y un 40% menos que los 1.164 de hace tres años, en que esa estadística alcanzó su cúspide. Los delitos violentos cayeron un 17% en el mismo período.

El fenómeno responde a varios factores, desde mayores esfuerzos para prevenir los delitos hasta un declive generalizado de la violencia en toda la región de Estados Unidos y el Caribe.

Luis Romero, cuyo hijo fue asesinado a puñaladas durante un asalto en el 2011, es uno de los puertorriqueños que ayudaron a reducir la criminalidad. Después de la muerte de su hijo de 20 años, Romero, quien es dueño de una empresa de servicios de telecomunicaciones, creó una aplicación móvil que permite al usuario denunciar anónimamente posibles delitos a la policía. Hasta ahora ha sido bajada 40.000 veces y se han recibido más de 6.800 pistas a través de ella.

«El pueblo dijo basta ya», afirmó Romero. «Puerto Rico se hartó del nivel de criminalidad».

El 2011 fue visto por muchos como el momento en que se tocó fondo en Puerto Rico. No solo los homicidios alcanzaron su pico histórico, sino que el FBI amplió su presencia en este territorio estadounidense luego de que el Departamento de Justicia emitió un informe en el que se revelaban serios problemas con la policía de la isla, incluidos corrupción, asesinatos y violaciones de los derechos civiles.

Empeñado en combatir los delitos más graves, el FBI se hizo cargo de casos que involucraban a personas armadas con antecedentes policiales. Los sospechosos detenidos por agentes federales pueden ser retenidos sin fianza y el sistema tiene una tasa de convicción del 97%.

El FBI se hizo cargo asimismo de todos los casos de secuestros de personas con sus automóviles para evitar que los delincuentes usasen esos vehículos para perpetrar otros delitos. Esa y otras agencias federales enviaron personal a Puerto Rico para combatir la ola delictiva.

Como resultado de ello, la isla ha experimentado una «sustancial» mejoría en la seguridad pública desde el 2011, de acuerdo con Carlos Cases, enviado especial del FBI a cargo de sus operaciones en la isla.

«Las calles de Puerto Rico, en ese momento, especialmente en la zona metropolitana de San Juan, eran básicamente tierra de nadie», comentó.

El uso de la aplicación que permite suministrar información de posibles delitos, encabezada por la organización «Basta Ya PR», ha sido parte del cambio.

La aplicación permite a la gente denunciar a sospechosos de asaltos, violencia doméstica, abuso de menores y otros delitos.

«La cooperación de la ciudadanía ha sido clave en el esclarecimiento de asesinatos y armas ocupadas», declaró el teniente Ricardo Haddock, subdirector de la unidad de investigaciones criminales de Carolina, una municipalidad cercana. «Con la tecnología, ahora es más rápido. La ciudadanía está cooperando más que nunca».

El Departamento de Policía de Puerto Rico, por su parte, comenzó a usar el año pasado un sistema que toma nota de los sitios donde hay balaceras en San Juan para decidir dónde se asignan las patrullas diarias.

El descenso en la criminalidad en Puerto Rico coincide con una disminución en las tasas de crímenes violentos en toda la región. En Jamaica la cifra de asesinatos en el 2014 fue la más baja en 11 años y un 40% menos que los 1.680 del 2009, en que registraron su pico. En Trinidad y Tobago hubo una disminución del 27% respecto a su récord de 547 del 2008. Y en la República Dominicana hubo menos de 2.000 asesinatos en cada uno de los dos últimos años por primera vez en más de una década.

Partes del Caribe, no obstante, continuaron registrando altos índices de violencia por ser parte de un corredor por el que pasa el tráfico ilegal de drogas. Incluso en sitios como Puerto Rico y Jamaica, donde las estadísticas están mejorando, buena parte de los crímenes que se cometen son producto de batallas entre bandas de delincuentes o son perpetrados por personas que tratan de saciar su adicción a las drogas, como el chico de 15 años que asaltó al hijo de Romero.

Romero dice que todavía hay mucho por hacer. Puerto Rico debería reducir su tasa de delitos violentos un 70% y registrar menos de 582 asesinatos en el 2016, la mitad de los denunciados en el 2011. Planea seguir trabajando con la policía para hacer que la isla sea más segura.

«Cuando te han matado a un hijo, es difícil hablar del tema constantemente», expresó. «Pero hay que hacerlo».

 

 

 

 

Amaurys Florenzán

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