José María Madiedo

Astrofísico advierte: «Caída del asteroide destruiría una isla del tamaño de Gran Canaria»

Los asteroides, cometas y meteoritos son el área de actuación de José María Madiedo (Jerez de la Frontera, 1969). Este astrofísico y químico, coordinador del Instituto de Astrofísica de Andalucía, está viviendo de primera mano uno de los eventos más sorprendentes de este 2025: la activación por parte de la ONU del Protocolo de Seguridad Planetaria por el acercamiento peligroso de 2024 YR4.

Un asteroide de entre 40 y 100 metros de diámetro que, según las últimas estimaciones, tiene alrededor de un 2,3% de probabilidades de impactar con la Tierra.

Y el porcentaje es pequeño, pero no baladí. Es la primera vez desde 2004 que se activa un evento que tiene (y tendrá) en vilo a la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA): se estima que en caso de impacto, la roca intergaláctica llegue a la superficie terrestre en 2032.

Aunque parece que no habrá que esperar tanto para saberlo. Según Madiedo, el destino inmediato del asteroide se podría conocer con seguridad ya en 2026.

La probabilidad de impacto del asteroide 2024 YR4 ha subido más de un punto en tres días, ¿por qué es tan cambiante? Están cambiando las probabilidades porque se están haciendo más observaciones del asteroide. Hay que tener en cuenta que aquí el objetivo es conocer con la mayor precisión posible la órbita de esta roca en el Sistema Solar, es decir, la trayectoria que va a seguir. Las nuevas observaciones han permitido calcular con menos error la órbita del objeto. Cuanta más observaciones se hagan, más precisa será la órbita y hay que hacerlas durante el mayor tiempo posible.

¿Es posible que esa probabilidad aumente de golpe? Al principio, conforme se van haciendo nuevas observaciones, hay una tendencia a que la probabilidad aumente, pero si se sigue estudiando durante un tiempo más largo, cambia a la baja. De hecho, en todos los objetos que se han detectado hasta ahora, esa probabilidad ha ido tan a la baja que finalmente se han desestimado los riesgos de impacto. Esto ocurrió en 2004 con el asteroide Apophis.
Se determinó que era posible que  impactara con la Tierra y, cuando se hicieron más observaciones, esa probabilidad llegó a aumentar hasta el 3%. A los pocos meses, conforme se siguió vigilando, se descartó por completo el impacto con la Tierra. No se espera que la probabilidad de colisión de 2024 YR4 suba mucho más y no sería raro que vaya bajando hasta llegar a riesgo cero.

Llegará un momento que el asteroide no se pueda observar desde la Tierra y será vigilado por el telescopio James Webb, ¿cómo se verá? ¿Dará más detalles? Se estudiará en otro longitud de onda. Los telescopios de la Tierra lo observan con luz visible, mientras que el James Webb lo hará con infrarrojo en otra longitud de onda, se verá como una huella de calor.

El problema que nos estamos encontrando es que el asteroide se aleja cada vez más de la Tierra y como no es muy grande cada vez se ve menos. Se espera que a partir de febrero hagan falta telescopios de más de ocho metros de diámetro para poder verlo y a partir de abril serán necesarios telescopios como el James Webb o el Neowise. Ya se ha dicho que el Webb hará observaciones entre marzo y mayo del año que viene y es muy posible que entonces ya sepamos a lo que atenernos.

Una roca de hierro y magnesio

¿Existe un precedente reciente de impacto con la Tierra que nos de una idea de los daños que produciría 2024 YR4?Tenemos como referencia el caso del bólido de Tunguska, que ocurrió en el año 1908, cuando cayó un objeto de unos 100 metros de diámetro. Se dice que este asteroide puede llegar a esta longitud, por lo que produciría un efecto similar. En Tunguska, un área de bosque de unos 2.000 kilómetros cuadrados acabó devastada. Eso es aproximadamente lo mismo que la superficie de la isla de Gran Canaria.

El Motín

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