Emely Peguero tenía 16 años y cinco meses de embarazo cuando la mataron. El cuerpo de la adolescente de República Dominicana presentaba señales de un aborto, probablemente forzado, y ruptura craneal. Estuvo desaparecido por nueve días.
Su novio y la madre de éste, que era una funcionaria pública y tenía una carrera política prometedora, están en prisión preventiva por acusaciones de implicación en el caso.
Por la brutalidad y por la implicación de una funcionaria, este caso conmocionó a República Dominicana, un país en el que hay un promedio de 200 feminicidios anuales según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
La muerte de Peguero fue uno de los 153 homicidios de ese tipo perpetrados entre enero y agosto de este año según los datos de la Procuraduría. Algunas activistas temen que las cifras podrían ser más altas.
El caso, ocurrido a finales de agosto, ha seguido en el centro del debate público y encendió las alarmas sobre los terribles casos de asesinatos de mujeres y los puso en la agenda política y en la de los medios de comunicación.
Durante la búsqueda del cuerpo de la menor se encontraron los cadáveres de otras dos jóvenes, las dos de 18 años. Una de ellas había sido asesinada por su padrastro y la otra por su novio y un cómplice de éste, lo que puso aún más en evidencia la gravedad de los asesinatos de mujeres en el país.
En 2014, en 25 países de la región un total de 2.089 mujeres fueron víctimas de feminicidio.
«Las tasas más altas a nivel regional corresponden a El Salvador y República Dominicana. En términos de números absolutos, Argentina y Guatemala se ubican en segundo y tercer lugar, con más de 200 feminicidios cada uno en 2014», de acuerdo al organismo.
«No quería abortar»
«La mataron porque no querían que tuviera a su bebé», le explica con la voz entrecortada Genaro Peguero, el padre de la víctima, a BBC Mundo por teléfono desde Cenoví, en el noreste del país.
Dice que vio algunos de los mensajes de texto intercambiados por su hija y la madre del novio en el que ésta pedía que abortara. «Mi hija le dijo que no, que ella quería tener al bebé. Ya tenía cinco meses y que sabía que iba a ser varón», asegura por teléfono.
No está claro si Peguero murió desangrada a causa del aborto o por el golpe en la cabeza. «Se la llevaron de aquí para que abortara. No querían matarla, pero algo salió mal. Tal vez mi hija quiso escapar», dice.
El informe forense preliminar recoge que las causas de la muerte fueron la hemorragia interna del útero por aborto inducido y el golpe contundente en la cabeza con hundimiento del cráneo.
«Se encontraron restos del feto en su vientre, contusión del cuello uterino y canal vaginal, perforación del útero con indicativos de que se aplicó una gran fuerza en esa zona y órganos dispersos propios de un aborto inducido», señala el reporte y apunta a que el golpe en la cabeza fue infligido en vida, pues le provocó una hemorragia cerebral.
Al día siguiente de la desaparición de la adolescente, su novio Marlon Martínez y la madre de éste, Marlin Martínez, dijeron ante las cámaras de televisión que no sabían dónde estaba. Se mostraron consternados y le pedían a Peguero que volviera, que no los hiciera sufrir más.
Sin embargo, tras una serie de contradicciones, así como de pruebas en su contra entre los que se encuentran el testimonio del guardia de su apartamento y grabaciones en cámaras de seguridad, Marlon Martínezse declaró culpable y fue arrestado.
Su madre, quien era subdirectora de la oficina nacional de pasaportes, fue también detenida acusada de complicidad. El tema causó tanto enojo en la comunidad que durante el traslado le lanzaron piedras.
Madre e hijo cumplen tres meses de prisión preventiva a la espera de la acusación formal. De ser encontrados culpables de homicidio, la pena máxima que podrían recibir serían 30 años de cárcel.
La procuradora general adjunta para asuntos de la mujer, Roxanna Reyes, le explica a BBC Mundo que la «indignación fue generada porque la mamá militaba en un partido político aliado al gobierno y era muy conocida. La comunidad entendió que eso facilitaría su evasión de la justicia y eso causó incomodidad». Pero asegura que los hechos han demostrado lo contrario y que serán procesados.
Mientras la madre era llevada con escolta, un reportero le preguntó si había sido cómplice. Ella respondió: «Yo actué como una madre».
Hay otros a los que se les señala como implicados, como un hombre al que se acusa de haber recibido un pago para deshacerse del cuerpo de la menor. El cadáver de Peguero estuvo desaparecido durante nueve días y según los medios locales, pudo haber sido transportado en varias ocasiones e incluso puesto en refrigeración.
Emely Peguero y Marlon Martínez «se conocían desde muy pequeñitos», explica el padre. Eran vecinos y cuando la madre de Marlon, Marlin Martínez, se iba a trabajar a la capital, se quedaban en la casa de la familia Peguero.
«A mí nunca me gustó la relación porque la madre siempre fue muy prepotente. Pero mi hija me decía que estaba enamorada y que en el corazón no se manda».
Esta semana Narlin Yanhely Galán, otra adolescente de 16 años que fue asesinada por su expareja, de 50 años, en el distrito de Hernando Alonzo, en la provincia Sánchez Ramírez, en el centro del país. El hombre la golpeó en la cabeza con un bloque de construcción porque ella no quería volver con él.
En República Dominicana el 40% de las jóvenes entre 15 y 19 años reportó ser víctima de violencia física, sexual o emocional por parte de su pareja, según la última Encuesta Demográfica y de Salud (ENDESA).
El caso de Peguero, además del feminicidio, «es emblemático porque muestra una serie de problemas de la sociedad como la pobreza, la actividad sexual a muy temprana edad con poco acceso a la educación sexual», le explica a BBC Mundo Sonia Vásquez, representante auxiliar del UNFPA en el país.
Matrimonios adolescentes
República Dominicana es el país en América Latina donde las mujeres se casan o se unen más temprano.
El 37% de ellas lo hace antes de cumplir los 18 años y el 12% antes de los 15, según la Encuesta Nacional de Salud (Endesa). En teoría la edad legal para el matrimonio o la unión para las mujeres es de 18 años, pero hay una excepción que lo permite a los 15 si uno de los padres da el consentimiento. Y esta excepción es muy común. En muchos casos las uniones son con hombres mayores.
«Muchas de estas adolescentes están atrapadas en un circulo de pobreza. Se les crea la ilusión de salir de la pobreza uniéndose con hombres mayores o de una mejor condición económica. También para la familia es un plato de comida menos», explica la especialista.
Vásquez explica que el machismo está muy integrado en la sociedad. El 77% de los adolescentes justifica la violencia «cuando la mujer saca de quicio al hombre», según un estudio del UNFPA.
Según el mismo organismo, en un estudio realizado para la procuraduría, «es común que los feminicidas conciban a las mujeres como seres inferiores de los que eran sus dueños y les podían hacer prohibiciones».
Epidemia de violencia
Uno de los grandes problemas para erradicar la violencia de género en República Dominicana es que «la impunidad es rampante», explica Lourdes Contreras, coordinadora general del centro de estudios de género del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec). «Solo el 2% de las 75.000 denuncias de violencia de género que se presentaron en 2016 llegaron a culminar su proceso penal», asegura.
«El asesinato de Emely ha recordado que en este país la violencia de género se está volviendo una epidemia», asegura Jeannette Abreu, directora de proyectos del Centro de Investigación para la Acción Femenina (CIPAF).
Dice que hay muchos motivos, pero que uno de ellos es que no se ha aprobado una ley para que la educación sexual sea una materia transversal en la escuela. También que impera el pensamiento patriarcal, que «implica que los hombres creen que pueden tener el control sobre el cuerpo y la vida de los mujeres».
Aunque en el caso de Peguero, la adolescente quería tener al bebé, Abreu asegura que se debe legalizar el aborto en el país en al menos tres casos: violación, riesgo para la madre o enfermedad del feto. República Dominicana es uno de los tres países de América Latina donde el aborto está prohibido en todos los casos. Los otros dos son Nicaragua y El Salvador. Y a nivel mundial se les suman el Vaticano y Malta.
La familia sólo se había enterado una semana antes del asesinato de que estaba embarazada. «Era muy joven. A mí me impresionó mucho, pero ya no había mucho que hacer. Tenía ya cinco meses y nosotros estábamos dispuestos a apoyarla», dice su papá.
Era la menor de sus tres hijos. Dice que la familia está deshecha. «Yo me pongo a llorar, pero me voy lejos para que no me vean. Soy el padre y debo ser fuerte. Pero es terrible lo que estamos viviendo».
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